(ZENIT Noticias / Roma, 24.05.2025).- En menos de una década, el número de personas que se identifican como transgénero en Estados Unidos ha aumentado un 68%, según un estudio publicado en «Sexuality Research and Social Policy«. Sin embargo, detrás de esta impactante estadística se esconde una historia más compleja y controvertida, marcada por las brechas generacionales, las dinámicas culturales y la influencia de la era digital en la formación de la identidad.
El cambio más drástico se observa entre los adultos jóvenes de 18 a 24 años, donde la autoidentificación transgénero casi se ha quintuplicado, pasando del 0,59% en 2014 al 3,08% en 2023. El aumento también es notable entre las personas de 25 a 34 años. En cambio, las tasas entre las personas mayores de 35 años se han mantenido prácticamente sin cambios.
Esta marcada brecha generacional ha planteado preguntas que van mucho más allá de la curiosidad demográfica. La psicóloga Jean Twenge, una de las autoras del estudio y profesora de la Universidad Estatal de San Diego, argumenta que los datos reflejan algo más que una simple creciente aceptación. En su análisis, Twenge advierte contra las narrativas simplistas e insiste en una interpretación más matizada de las tendencias.
Twenge cuestiona la explicación, frecuentemente citada por la izquierda, de que una mayor aceptación social impulsa el aumento de la identificación trans. Si ese fuera el caso, argumenta, esperaríamos ver aumentos en todos los grupos de edad. Pero el estancamiento entre los adultos mayores sugiere que hay algo más en juego, algo que está impactando a las cohortes más jóvenes de forma más directa e intensa.
Por otro lado, la derecha política ha defendido la teoría del «contagio social», postulando que la identidad transgénero se está extendiendo a través de la influencia de los pares y las comunidades en línea, especialmente entre las adolescentes. Twenge se distancia de esa etiqueta, pero termina llegando a un terreno similar. Señala la proliferación de contenido digital (videos de YouTube, testimonios en TikTok y foros en línea) como un factor clave en la formación de las percepciones de género de los jóvenes.
Esta perspectiva refleja los hallazgos de estudios controvertidos anteriores, como la investigación de Lisa Littman de 2018 sobre la Disforia de Género de Aparición Rápida (DGAR), que sugirió que algunos jóvenes podrían adoptar una identidad transgénero en respuesta a la influencia de sus pares o al contenido en línea, en lugar de a través de una experiencia interna prolongada de disforia. Si bien el estudio de Littman recibió fuertes críticas de los grupos de defensa de los derechos LGBTQ+, desde entonces ha superado la revisión por pares y se ha convertido en uno de los artículos más consultados sobre el tema, incluso informando sobre revisiones de políticas en Francia, Suecia y el Reino Unido.
En esencia, el enfoque de Twenge coincide con lo que muchos profesionales clínicos y analistas, como la terapeuta junguiana Lisa Marchiano, han observado durante años: que la formación de la identidad entre los jóvenes en la era digital está cada vez más mediada por la validación en línea y las dinámicas de grupo. Marchiano describió cómo los adolescentes pueden descubrir y afirmar una identidad transgénero a través de plataformas que ofrecen narrativas convincentes de transformación, a menudo reforzadas por grupos de pares que se manifiestan juntos.
Si bien Twenge no llega a respaldar ninguna interpretación política, su trabajo refuerza el creciente consenso de que el aumento exponencial de la identificación transgénero entre los jóvenes no puede explicarse únicamente por la biología o la aceptación. Es probable, en cambio, una compleja interacción de fuerzas culturales, psicológicas y tecnológicas, fuerzas que las generaciones más jóvenes gestionan con una fluidez y vulnerabilidad propias de su época.
El desafío ahora radica en cómo responden las instituciones —educativas, médicas y gubernamentales—. Con los intensos debates sobre la atención que reafirma el género, la transición social en las escuelas y los derechos parentales, la necesidad de una investigación basada en datos y libre de ideologías nunca ha sido tan urgente.
Los hallazgos de este estudio sugieren que no solo estamos presenciando un aumento de la visibilidad, sino un cambio radical en cómo se entiende, vive y transmite el género, especialmente entre los nativos digitales, para quienes internet no es solo una herramienta, sino una extensión del yo.
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