El embajador Randall Tobias, coordinador del proyecto global contra el sida del gobierno de EE.UU, intervino desde Washington justificó su propuesta ante la constatacion de que el 27% de las instituciones sanitarias de acogida de enfermos de sida en los países más pobres son católicas.
En el encuentro participaron en representación de la Santa Sede, el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral Sanitaria; monseñor Frank Dewane, Subsecretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz; monseñor Bernardito Auza, en representación de la Secretaría de Estado; monseñor Antonio Guerrero Soto, del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud y monseñor Jacques Suaudeau, en representación de la Academia Pontificia de la Vida.
Estaban también presentes Mario Marazziti, Massimo Magnano y Leonardo Palombi, represantes de la Comunidad de San Egidio; Karel Zalenka del Catholic Relief Services (Caritas estadoueninse) y Duncan MacLaren de Caritas Internationalis.
Moderó la mesa redonda el embajador de Estados Unidos ante la Santa Sede, Jim Nicholson.
El embajador Tobias recordó que Estados Unidos quieren asignar 15.000 millones de dólares en los próximos 5 años para combatir la difusión de la enfermedad, que cada día provoca, según el embajador «al menos tres veces el número de muertos de los atentados del 11 de septiembre».
El responsable estadounidense de la lucha contra el sida explicó que el gobierno norteamericano quiere recurrir al mercado para reducir el precio de los fármacos anti-SIDA.
Se quiere explotar la competición entre empresas concurrentes para disminuir los costes de las sustancias antirretrovirales.
Con este fin, el gobierno de Washington ha pedido a las sociedades farmacéuticas de todo el mundo que sometan sus nuevos productos a los test de las autoridades estadounidenses para los fármacos (Food and Drug Administration) de modo que puedan ser adquiridos y distribuidos en el ámbito del programa.
Por su parte, los representante católicos exigieron acelerar la distribución de los fármacos a los países más pobres y reafirmaron la necesidad combatir esta pandemia con la promoción del desarrollo social y económico, informa Fides.
Los representantes de la Comunidad de San Egidio, que ha puesto en marcha en África proyectos de asistencia a los enfermos de sida, afirmaron que junto a la distribución de los fármacos, es necesario promover la formación del personal médico y paramédico local.
Mario Marazziti, de este movimiento católico, subrayó además el papel de los medios de comunicación en la lucha contra el sida: «Cuando se da a entender a la población africana que existen tratamientos contra el sida, entonces los tabúes y prejuicios sociales respecto a la enfermedad y al enfermo disminuyen».