Un panorama más positivo de América Latina

Mejoras en la economía, pero las democracias sufren problemas

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CIUDAD DE MÉXICO, sábado, 25 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Los informes económicos apuntan a una perspectiva más brillante para América Latina. El 28 de julio, el Banco Mundial publicaba un informe en México, preparado en colaboración con el gobierno, titulado: «Pobreza en México: una Valoración de las Condiciones, Tendencias y Estrategia del Gobierno».

El informe encontró que México ha hecho un gran progreso en la reducción de la pobreza, especialmente entre los que sufren de pobreza extrema. Pero la pobreza sigue siendo un desafío importante para el desarrollo del país. El Banco Mundial encontró que en el 2002 la mitad de la población vivía en la pobreza y un quinto se debatía en la pobreza extrema.

De hecho, las últimas mejoras han vuelto a llevar a México a la situación en que se encontraba antes de la anterior crisis económica de 1994-95. La pobreza extrema subió del 21% en 1994 hasta el 37% en 1996. Entre 1996 y el 2000, la proporción de personas en pobreza extrema cayó en un 17% hasta un 20%, sólo un 1% por debajo del nivel de antes de la crisis.

Entre los factores que han contribuido al descenso de la pobreza, el informe identificaba los siguientes: el crecimiento de las remesas internacionales para quienes sufren de pobreza extrema en las zonas rurales; el incremento en las transferencias gubernamentales dirigidas a quienes sufren de pobreza extrema; el aumento real de los ingresos del trabajo para las actividades no expertas; una reducción en las primas salariales para los graduados desde 1997; y un estrechamiento en la diferencia de salarios entre las zonas rurales y las urbanas.

El estudio observa que el gasto social ha crecido en términos reales, especialmente en educación, protección social y programas dirigidos a los pobres, incrementándose un 8,4% anualmente en los 90 y en un 9,8% cada año desde el 2000. Sin embargo, el aumento de gasto del gobierno no será suficiente para seguir reduciendo la pobreza.

«Para mejorar sus esfuerzos de reducción de la pobreza, México necesita alcanzar un crecimiento ligado a una agenda de competitividad para generar empleos de calidad, así como una redistribución», afirmaba Isabel Guerrero, directora del Banco Mundial para México y Colombia. «Es también necesario consolidar la inversión en infraestructuras y estrategias en los sectores rurales e informales».

Las evidencias indican que México se está quedando por detrás de otros países –especialmente los del este asiático- en la previsión de infraestructuras. Esto podía dar lugar a un problema importante para el crecimiento de la renta en el futuro, según el Banco Mundial.

Otra área en donde son necesarias mejoras es la educación. Una amplia evidencia señala la baja calidad de la educación en México, especialmente entre los grupos pobres e indígenas, reconocía el informe. El Banco Mundial pedía reformas que aseguraran una mayor responsabilidad de los profesores con respecto a los resultados de sus estudiantes, y una inversión creciente en educación en las zonas deprimidas.

Tendencias de crecimiento
Este año podría verse un crecimiento del 4,5% en la región de América Latina y el Caribe, según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (ECLAC). En su Análisis Económico de América Latina y el Caribe, 2003-2004, presentado el 5 de agosto, la ECLAC observaba que la mejora de las condiciones económicas ha beneficiado a casi todos los países, y que la región completará su segundo año de crecimiento.

El análisis estima que Venezuela conseguirá un crecimiento del 12%, seguida de Uruguay, un 9,5%, y Argentina, un 7,1%. Las altas tasas de crecimiento en estos tres países reflejan una recuperación, tras haber sufrido profundas recesiones.

Un segundo grupo de países, con un crecimiento más moderado, está formado por Ecuador, con un 5,5%; Panamá, 5%; Chile, 4,8%; Perú, 4,2%; México, 3,9%; y Brasil, Colombia y Costa Rica con un 3,7%. Por contraste, Haití verá como su economía cae en un 2% y la República Dominicana en un 1%.

El análisis también observa mejoras en términos de inversiones extranjeras directas. Los niveles del 2004 se espera que alcancen los 35.000 millones de dólares, tras haber estado cayendo durante cuatro años. Y hay progresos en el control de la inflación. Este año se prevé que la inflación en América Latina y el Caribe sea más baja que la tasa del 8,5% del 2003 y casi 5 puntos porcentuales más baja que el 12,1% del 2002.

El producto interior bruto per capita en la región se pronostica que suba en un 3%. Sin embargo, dado que este aumento sigue a un periodo de estancamiento durante los últimos años 90 y los primeros años de la actual centuria, esto hará que se vuelva a niveles similares a los de 1998. Y, a pesar de dos años de crecimiento, la tasa de desempleo es alta –10,3% en la primera mitad del 2004- y bajará muy lentamente. Además, casi la mitad de las personas de la región todavía viven en la pobreza.

Según el análisis, mucho del aumento en el crecimiento se debe a mejoras en el nivel de exportaciones, llevadas a cabo por economías desarrolladas, como las de Estados Unidos y Japón, así como a las crecientes exportaciones de materias primas a China. La ECLAC no está segura sobre cuánto tiempo durará esta nueva fase de crecimiento. En el ámbito interno, la región sufre de una débil demanda, que aumenta las dudas sobre la probabilidad de una recuperación continuada.
Descenso de la democracia
Las noticias sobre la mejora de las condiciones económicas han tenido lugar muy poco después de que otro informe expresara su preocupación sobre el futuro de la democracia en América Latina, en parte debido al extendido descontento por los temas económicos.

El 21 de abril el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (UNDP) publicaba un informe titulado, «Democracia en América Latina: Hacia una Democracia de Ciudadanos». El informe advertía que las democracias en la región están sufriendo de una profunda crisis de confianza tras 25 años de avances hacia gobiernos civiles elegidos.

«Las encuestas de opinión nos dicen que solamente un 50% de los latinoamericanos prefieren la democracia a un régimen autoritario», afirmaba el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, en un vídeo mensaje en el lanzamiento del informe en Lima, Perú. «La solución a los males de América Latina no descansa en una vuelta al autoritarismo», afirmaba. «Descansa en una democracia más grande y más profundamente arraigada».

El informe observaba que la región ha dado enormes pasos hacia la democracia, pues casi todos los latinoamericanos viven ahora bajo gobiernos civiles elegidos. Además, los ciudadanos de estos países tienen una prensa libre e independiente y casi la mayoría de las libertades civiles básicas. En contraste, hace sólo una generación, la mayoría de los países estaban gobernados por regímenes militares o con partidos atrincherados en el poder.

Pero el informe afirmaba que la región hace frente a graves desafíos «que han conducido a un profundo sentido de insatisfacción popular con sus líderes libremente elegidos». Entre las causas de este descontento están el lento crecimiento económico, las profundas desigualdades, y los sistemas legales y servicios sociales inefectivos.

Según las encuestas de opinión encargadas para el informe, sólo el 43% de los latinoamericanos apoya plenamente la democracia, mientras que el 30,5% expresa ambivalencias y el 26,5% sostiene puntos de vista no democráticos. Además, el 54,7% dice que apoyaría un régimen autoritario sobre un gobierno democrático si el autoritarismo pudiera resolver sus problemas económicos.

Este descontento, observa el informe, se refleja en el hecho que, desde el 2000, cuatro presidentes elegidos en los 18 países estudiados fueron forzados a
abandonar su cargo, antes de finalizar sus mandatos, como consecuencia de descensos en picado de su apoyo público.

Pero el informe no ha convencido a todos. Escribiendo en el Financial Times el 2 de agosto, Carol Graham, profesora asociada de la Brookings Institution, afirmaba que hay buenas razones para creer «que América Latina está lejos de rechazar la democracia».

Hay graves problemas en la región debido a la persistencia de la pobreza, la desigualdad y los altos niveles de crimen y corrupción, admitía. Sin embargo, observaba que mientras algunos líderes elegidos han sido forzados a abandonar su puesto, es de remarcar que, con excepción de Haití, «el líder saliente ha sido reemplazado pacíficamente y mediante medios constitucionales».

Graham también cuestionaba la metodología utilizada por el UNDP para analizar los datos de la encuesta. Observaba que otras estimaciones basadas en los mismos datos encuentran niveles mucho más bajos de apoyo al autoritarismo. Hacía notar también que se han levantado dudas sobre la decisión del UNDP de reducir a cerca de 1000 respuestas las 18.000 conseguidas. Las respuestas «no sé» y «no contesta» fueron eliminadas, dando como resultado una sobre representación de quienes respondían con los extremos, afirmaba Graham.

Es cierto que América Latina tiene problemas, indicaba. Pero la región no ha dado la espalda a la democracia. Lo que significa que América Latina puede estar saliendo de un largo periodo de apuros.

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ZENIT Staff

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