TURÍN , miércoles, 22 diciembre 2004 (ZENIT.org).- La archidiócesis de Turín ha organizado con motivo de esta Navidad un intercambio de felicitaciones con motivo de la Navidad entre niños italianos e iraquíes, y ha impulsado su iniciativa de «adopción» de sacerdotes católicos en ese país.
Entrevistado por Zenit, el padre Fredo Olivero, director de la Oficina de Pastoral de los Emigrantes de la archidiócesis, explica que el proyecto «Tengo un nuevo amigo: un sacerdote caldeo iraquí» ha servido ya para «adoptar» a diez sacerdotes.
Gracias a donativos de católicos italianos, en noviembre ya se han destinado diez mil euros (13.400 dólares estadounidenses) a diez sacerdotes.
Esta ayuda, aclara el padre Olivero, los sacerdotes deben utilizarla «para mejorar las condiciones de vida de las propias comunidades, comprometiéndose a invertirla, en la medida en que lo permita la situación, en el desarrollo de las mismas».
En estos momentos la situación de los cristianos iraquíes se ha deteriorado notablemente: los atentados contra las iglesias en Bagdad y Mosul del 16 de octubre, 8 de noviembre y 7 de diciembre, así como las cotidianas amenazas y violencia contra cristianos iraquíes, complican la supervivencia de esta pequeña pero antiquísima comunidad cristiana. La Iglesia caldea conserva en la liturgia el arameo, la lengua que hablaba Jesús.
«Ayudar a las comunidades cristianas iraquíes a través de sus guías espirituales –aclara el padre Olivero a Zenit–, quiere decir fortificarlas y tratar, en la medida de lo posible, de ofrecerles una vida «normal» así como una muestra de nuestra cercanía».
En la «adopción» de sacerdotes, señala, pueden participar asociaciones, parroquias, grupos, o personas individuales.
La Oficina de Pastoral de los Emigrantes de la archidiócesis de Turín ha lanzado además el proyecto «Navidad de paz», en el que han participado niños de varias ciudades de Italia que han enviado tarjetas de Navidad y dibujos a niños cristianos iraquíes. La segunda fase del proyecto será la respuesta escrita o dibujada por los pequeños iraquíes, que con motivo de Pascua 2005.
«Ayudar a las comunidades iraquíes no es fácil, pero es posible, y sobre todo es importante, para que el camino cristiano comenzado en aquellas tierras por la predicación de santo Tomás Apóstol no acabe en la diáspora forzada de quien, a pesar de todo, se siente orgulloso de ser cristiano iraquí», subraya el padre Olivero.
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