La embajada de Armenia ante la Santa Sede ha preparado una exposición sobre la cristiandad en oriente, y recordará que la presencia de los cristianos en diversas partes del mundo corre peligro. ZENIT ha hablado con el embajador de Armenia ante la Santa Sede, Mikaeyel Misnasyan que ha explicado la situación en esta entrevista que ofrecemos a nuestros lectores.
Su pueblo ha conocido en la propia piel la persecución. ¿Cuál es el mensaje de los mártires cristianos en Oriente Medio dan al mundo?
–Embajador Misnasyan: Los mártires cristianos en Oriente Medio no son un fenómeno de hoy. Hay algo en los procesos de modernización de esta gran región que se escapa y que está degenerando en una situación fuera de control.
Los armenios fueron víctimas de una limpieza étnica que duró casi cien años, entre Anatólia y el Cáucaso, de la cual el genocidio de 1915 fue uno de los momentos peores y más emblemático. Y quizás podía ayudar a prevenir la evolución de acontecimientos futuros. El mensaje desde hace más de cien años es: evitemos lo peor.
En algunas de estas regiones están radicadas las comunidades armenias. ¿Cuál es su futuro?
— Embajador Misnasyan: Están bien integraddas en casi todos los países de Oriente Medio. Con excepción de Jerusalén y Líbano, en donde la presencia religiosa armenia tiene orígenes muy antiguos, en los otros países son en gran parte descendientes de los sobrevivientes de los armenios de Anatólia deportados en el desierto sirio en 1915. Para todos ellos la situación de las dos últimas décadas es una trágica repetición del dolor sufrido.
Hoy es particularmente difícil la situación de los armenios sirios e iraquíes. El ataque de los jihadistas al pueblo armeno de Kessab, sucedido en la frontera y territorio turco, y la destrucción del monumento a la memoria en Deir ez Zor, que conservaba los restos de los armenios muertos durante las deportaciones del 1915, han sido un fuerte golpe a una población que ya soporta cuatro años de guerra civil.
¿Cuál es el empeño de Armenia con sus hermanos en el mundo?
–Embajador Misnasyan: Armenia como primera cosa está ayudando a los armenios de Siria y de Irak. Una de las pocas embajadas presentes en Damasco es la armenia, que resiste gracias al coraje de los diplomáticos. Cada día Armenia acoge a familias de armenios que llegan desde Siria o desde Irak, pero nuestra capacidad lamentablemente es limitada. Armenia tiene sus problemas, con su vecino Azerbaijan que amenaza nuevamente a la población armenia del Nagorno Karabakh.
¿Existe un proyecto de colaboración entre vuestra embajada y la Santa Sede para intervenir para apoyar a los cristianos perseguidos?
— Embajador Misnasyan: El estado armenio apoya a través de su diplomacia los continuos llamamientos realizados por el papa Francisco, y la acción de la Secretaría de Estado de la Santa Sede y de los otros dicasterios que en estos días trabajan para aliviar los sufrimientos de todas las personas afectadas por el fanatismo en Irak y en Siria. En septiembre realizaremos iniciativas para sensibilizar sobre los cristianos en Oriente Medio, con el patrocinio del Pontificio Consejo de la Cultura.
En el aniversario pasado del genocidio armenio el presidente turco Recep Tayyip Erdogan expresó su dolor a los parientes de las víctimas.
— Embajador Misnasyan: Este habría sido un gran paso adelante si no fuera que está rodeado de mecanismos de negacionismo cada vez más sofisticados. Duele ver aún a cien años de distancia que se equipara a las víctimas con los verdugos. Erdogán no ha hecho el paso decisivo de reconocer el crimen, aunque Turquía tiene aún una buena oportunidad en el centenario del genocidio en el 2015.
En la ciudad italiana de Rimini, del 24 al 30 de agosto, habrá una exposición sobre la cristiandad a la cual participa su embajada, ¿verdad?
— Embajador Misnasyan: La idea de la exposición en el Meeting de Rimini, que después se volverá itinerante, nació hace un año ante la preocupación por el futuro de los cristianos y por la presencia del cristianismo. O sea su entero aspecto cultural y social en Oriente Medio.