(zenit – 22 dic. 2020).- El Papa Francisco ha reconocido las virtudes heroicas del obispo Vasco de Quiroga (1470-1565) y del sacerdote Antonio Vicente González Suárez (1817-1851), ambos de España.
El pasado lunes 21 de diciembre de 2020, el Santo Padre recibió al prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro, a quien autorizó a promulgar un total de ocho decretos.
De este modo, Francisco también ha aprobado el martirio de Rosario Angelo Livatino, fiel laico italiano asesinado, por odio a la fe, en la carretera que va de Canicattì a Agrigento (Italia). Y las virtudes heroicas de Mons. Bernardino Piccinelli, de la Orden de los Siervos de María, obispo italiano de Gaudiaba y auxiliar de Ancona; Antonio Seghezzi, sacerdote diocesano italiano fallecido en Dachau, Alemania; Bernardo Antonini, sacerdote diocesano italiano fallecido en Karaganda, Kazajstán; Ignác Stuchlý, sacerdote polaco de la Sociedad de San Francisco de Sales fallecido en Lukov, República Checa; Rosa Staltari, religiosa profesa de la Congregación de las Hijas de María Santísima Corredentora, fallecida en Palermo.
Virtudes heroicas
El reconocimiento de las virtudes heroicas de una persona otorga el título de venerable. Esta condición ratifica que un fallecido vivió las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), las cardinales (fortaleza, prudencia, templanza y justicia) y todas las demás virtudes de manera heroica, es decir, extraordinaria.
Ser venerable consiste en el primer paso en el proceso oficial de la causa de los santos, antes de ser proclamado beato y santo. Los criterios por los que se consideraba “santa” a una persona son: su reputación entre la gente (“fama de santidad”); el ejemplo de su vida como modelo de virtud heroica; y su poder de obrar milagros, en especial aquellos producidos póstumamente sobre las tumbas o a través de las reliquias.
Vasco de Quiroga
Tal y como explica la Universidad Vasco de Quiroga, nació en Castilla y León, España, en 1470, fue el primer obispo de Michoacán, México. Entre las gentes indígenas le conocían como “Tata Vasco”.
En 1520 terminó sus estudios de licenciado en Canon, actual Derecho Canónico y Civil, en la Universidad de Salamanca, España. Diez años más tarde llega a Veracruz, Nueva España, para ser nombrado integrante de la segunda audiencia del Virreinato.
En 1932 es enviado al estado de Michoacán como inspector y pacificador del pueblo purépecha y de los otros habitantes de la región. Unos años más tarde, creada la diócesis del lugar, es elegido como primer obispo en su historia.
En 1555 asiste al Concilio Provincial y a la Junta de México para estudiar la turbulenta aplicación de las nuevas leyes de Indias encaminadas a mejorar la administración de la colonia. Murió en 1565 a los 95 años en la ciudad de Uruapan, en plena visita pastoral. Sus restos están en la basílica de Nuestra Señora de la Salud en Pátzcuaro.
Antonio Vicente González Suárez
Según describe la Parroquia de Agüimes, nace en la Villa homónima, Islas Canarias (España), en 1817. Dada su gran maestría intelectual, desempeño tareas como párroco de Santo Domingo de Guzmán, fiscal de la diócesis de Canarias o secretario, vicerrector y catedrático de Teología fundamental del Seminario Diocesano.
Fue un gran orador, distinguido y elocuente, cuyas homilías eran escuchadas con admiración. Destacó en la virtud de la fe, que dio como fruto su testimonio vivencial de mártir de la caridad y de la obediencia. Su sacerdocio se caracterizó en gran parte por su amor a los pobres y enfermos.
Se ordenó sacerdote en 1845 en la Iglesia parroquial Puerto de La Orotava. Con la parroquia de Santo Domingo a cargo, tuvo que vivir épocas de hambruna y cólera, que dejó muchas muertes en la isla. Esta realidad hizo que se volcara con los apartados y enfermos. Contraída la enfermedad moral por su contacto constante con los afectados, murió a los 34 años.
Decretos
A continuación, se exponen los nuevos Decretos autorizados por el Papa y difundidos el 22 de diciembre de 2020 por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
– el martirio del Siervo de Dios Rosario Angelo Livatino, fiel laico; nacido el 3 de octubre de 1952 en Canicattì (Italia) y asesinado, por odio a la fe, en la carretera que va de Canicattì a Agrigento (Italia), el 21 de septiembre de 1990.
– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Vasco de Quiroga, obispo de Michoacán; nacido alrededor de 1470 en Madrigal de las Altas Torres (España) y fallecido en Pátzcuaro (México) el 14 de marzo de 1565.
– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Bernardino Piccinelli (en el siglo: Dino), de la Orden de los Siervos de María, obispo titular de Gaudiaba y auxiliar de Ancona; nacido el 24 de enero de 1905 en Madonna dei Fornelli, pueblo de San Benedetto Val di Sambro (Italia) y fallecido en Ancona (Italia) el 1 de octubre de 1984.
– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Antonio Vicente González Suárez, sacerdote diocesano; nacido el 5 de abril de 1817 en Agüimes (España) y fallecido en Las Palmas (España) el 22 de junio de 1851.
– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Antonio Seghezzi, sacerdote diocesano; nacido el 25 de agosto de 1906 en Premolo (Italia) y fallecido en Dachau (Alemania) el 21 de mayo de 1945;
– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Bernardo Antonini, sacerdote diocesano; nacido el 20 de octubre de 1932 en Cimego (Italia) y fallecido en Karaganda (Kazajstán) el 27 de marzo de 2002.
– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Ignác Stuchlý, sacerdote profeso de la Sociedad de San Francisco de Sales; nacido el 14 de diciembre de 1869 en Bolesław (hoy Polonia) y fallecido en Lukov (República Checa) el 17 de enero de 1953.
– las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Rosa Staltari, religiosa profesa de la Congregación de las Hijas de María Santísima Corredentora; nacida el 3 de mayo de 1951 en Antonimina (Italia) y fallecida en Palermo (Italia) el 4 de enero de 1974.