El Papa Francisco reveló que San Carlos de Foucauld lo inspiró

Así fue como Charles de Foucauld ayudó al Papa a superar sus crisis de estudiante y madurar su fe

“Y también quiero dar las gracias a San Carlos de Foucauld, porque su espiritualidad me hizo mucho bien cuando estudiaba teología, una época de maduración y también de crisis”, dijo el Papa.

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Por: Bernardo di Luca

 

(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 18.05.2022).- Este miércoles 18 de mayo el Papa recibió en audiencia especial a la Asociación Familia Espiritual Charles de Foucald, quienes se encontraban en Roma en ocasión de la canonización de ese santo, acontecida apenas el pasado domingo 15 de mayo. Además de detenerse a profundizar dos rasgos de la espiritualidad del nuevo santo -la esencialidad y la universalidad- el Papa compartió cómo le ayudó esa espiritualidad mientras era estudiante de teología y también cómo Charles de Foucald llegó a él: Me llegó a través del padre Paoli y de los libros de Voillaume, que leo constantemente. A continuación el texto del discurso del Papa a la Asociación traducido al castellano y con encabezados añadidos y destacado en negrita de ZENIT.

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¡Bienvenidos! Me alegro de conocerles y de compartir con ustedes mi alegría por la canonización del hermano Charles. En él podemos ver a un profeta de nuestro tiempo, que fue capaz de sacar a la luz la esencialidad y universalidad de la fe.

1) Esencialidad

Esencialidad, condensando el sentido de la creencia en dos simples palabras, en las que está todo: «Iesus – Caritas»; y sobre todo volviendo al espíritu de los orígenes, al espíritu de Nazaret. También deseo que, como el hermano Charles, sigáis imaginando a Jesús caminando entre la gente, realizando pacientemente un trabajo laborioso, viviendo en la vida cotidiana de una familia y de una ciudad. ¡Qué feliz es el Señor al ver que le imitamos en el camino de la pequeñez, de la humildad, del compartir con los pobres! Charles de Foucauld, en el silencio de la vida eremítica, en la adoración y el servicio a sus hermanos, escribió que mientras «nos inclinamos a poner en primer lugar las obras, cuyos efectos son visibles y tangibles, Dios da el primer lugar al amor y luego al sacrificio inspirado por el amor y a la obediencia derivada del amor» (Carta a María de Bondy, 20 de mayo de 1915). Como Iglesia necesitamos volver a lo esencial, no perdernos en tantas cosas secundarias, con el riesgo de perder de vista la sencilla pureza del Evangelio.

2) Universalidad

Y luego la universalidad. El nuevo santo vivió su cristianismo como un hermano de todos, empezando por los más pequeños. Su objetivo no era convertir a los demás, sino vivir el amor gratuito de Dios, poniendo en práctica «el apostolado de la bondad». Así, escribió: «Quiero acostumbrar a todos los cristianos, musulmanes, judíos e idólatras a considerarme como su hermano, el hermano universal» (Carta a María de Bondy, 7 de enero de 1902). Y para ello, abrió las puertas de su casa para que fuera «un puerto» para todos, «el techo del Buen Pastor». Les agradezco que den este testimonio, que tanto bien hace, sobre todo en un momento en que se corre el riesgo de encerrarse en los particularismos, de aumentar las distancias, de perder de vista al hermano. Lamentablemente, vemos esto en las noticias todos los días.

El hermano Charles, en las penurias y la pobreza del desierto, solía decir: «Mi alma está siempre en la alegría» (Carta al P. Huvelin, 1 de febrero de 1898). Queridos hermanos y hermanas, que la Virgen os conceda cuidar y alimentar la misma alegría, porque la alegría es el testimonio más claro que podemos dar de Jesús en todo lugar y en todo momento.

Y también quiero dar las gracias a San Carlos de Foucauld, porque su espiritualidad me hizo mucho bien cuando estudiaba teología, una época de maduración y también de crisis. Me llegó a través del padre Paoli y de los libros de Voillaume, que leo constantemente. Me ayudó mucho a superar las crisis y a encontrar una forma de vida cristiana más sencilla, menos pelagiana, más cercana al Señor. Agradezco al Santo y doy testimonio de ello, porque me hizo mucho bien.

¡Feliz misión! Os bendigo y os pido, por favor, que sigáis rezando por mí. Gracias.

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Redacción Zenit

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