La fiesta nacional Argentina ha sido celebrada hoy en Roma con una misa, el canto del himno nacional y un vino de honor, en un acto organizado por la embajada del país ante la Santa Sede, mientras que la embajada ante Italia festejó con la deposición de una ofrenda floral ante la estatua del prócer Manuel Belgrano, y un cocktail en su embajada de Piazza dell’Esquilino.
Presente en los actos el embajador argentino ante a Santa Sede junto a su consorte, el embajador ante Italia, Torcuato Di Tella y diversas autoridades diplomáticas ante Italia y del Vaticano, además de religiosos y numerosos argentinos residentes en Italia.
La eucaristía que se ha celebrado un día después de la fecha oficial, para no hacerla coincidir con la misa dominical, fue realizada en la Iglesia Nacional Argentina, oficiada por mons. Guillermo Karcher, y concelebrada por varios sacerdotes entre los cuales el rector del colegio sacerdotal argentino, Antonio Grande.
“Qué Dios nos dé a todos su bendición y su paz mientras acompañamos con nuestra oración y cariño al papa Francisco, que está concluyendo su peregrinación en Tierra Santa como misionero de la Paz”, dijo Mons. Karcher y añadió: “antes de emprender el viaje me encargó de saludarlos a todos en esta circunstancia”.
Refiriéndose a la fiesta nacional y a la ‘noble igualdad’ mencionada en el himno del país precisó: “Una igualdad que no sea la globalización de la uniformidad, sino más bien comunión en la diversidad, capacidad de compartir con todos y sin excluir a nadie, los bienes espirituales y materiales que Dios nos regala”.
Invitó además a “no balconear” a “trabajar en una viña llamada Argentina”, y a no dejar de hacer “pequeñas gauchadas” en favor del prójimo, como hicieron san Héctor Valdivieso y los diversos beatos argentinos, como Laura, Ceferino Namucurá, María Crescenzia, María Ignacia, María Ludovica, María del Tránsito, Artémides Zatti y el cura brochero, o los venerables Mamerto Esquiú, María de Paz y Figureroa, Camila Rolón, Benita Arias, Leonor Maturana, José León, Catalina de Córdoba; o los siervos de Dios, Eduardo cardenal Pironio, Mons. Orzali, Enrique Shaw y tantos otros.
El embajador argentino Juan Pablo Cafiero en sus palabras conclusivas, sin mencionar las dificultades que se registraron en años recientes, indicó que hoy “podemos alegrarnos de la excelente relación existente entre la Santa Sede y Argentina”, y recordando la frase del prócer José de San Martín: ‘sé lo que debes ser, sino no serás nada’, invitó a ‘ser antes que hacer’ para favorecer el diálogo y el encuentro entre las culturas, y así seguir la Evangelii Gaudium “que invita a poner en el centro el ser ser humano y su ‘esencia’, para construir una sociedad más equitativa y solidaria”. E invitó a los numerosos diplomáticos allí presentes a rezar al Señor “para construir puentes y establecer el diálogo, la paz y la recíproca colaboración”.
A continuación se cantó el himno nacional argentino y en las instalaciones de la iglesia se pasó a celebrar con un vino de honor.