El patriarca Kirill reza por la paz en Rusia y Ucrania

En su mensaje de Pascua, Su Santidad Kirill, patriarca de Moscú y de Rusia recuerda que la Resurrección cambia la vida de quien acoge en anuncio

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En su mensaje de Pascua, el patriarca de Moscú, Su Santidad Kirill, rezó «particularmente por los pueblos de Rusia y Ucrania, para que la paz triunfe en la mente y en los corazones de cuantos son hermanos y hermanas según la sangre y la fe, para que se reconstituyan los lazos perdidos y renazca la colaboración necesaria».

Por otro lado, recordó que «la Pascua no es una bonita leyenda, ni un axioma teológico, ni la obligación de cumplir una tradición antigua», sino «el núcleo y la sustancia del cristianismo, es la victoria que Dios nos ha donado».

Asimismo, la Resurrección «es un acontecimiento que cambia la vida de quienes acogen el anuncio de la Pascua», ha señalado el patriarca. Además, ha indicado que la Salvación del mundo realizada por el Señor «es la alegría más grande que una persona puede sentir», explicando que «por difícil que pueda ser nuestra existencia, por mucho que las pruebas de la vida nos puedan abrumar, por mucho que debamos soportar ofensas de las personas y males del mundo que nos rodea, todo esto no es nada frente a esa alegría espiritual y esa esperanza en la salvación eterna que nos dona Dios».

El patriarca Kirill también ha señalado que «celebrando la Pascua, cada año abrimos un nuevo periodo de nuestra vida, porque el Señor renueva la naturaleza humana, refuerza en las pruebas, da fuerza para cumplir buenas obras».

Finalmente, pidió «que el Señor Resucitado nos conceda continuar en nuestra peregrinación terrena con ventaja para nuestra alma, sin olvidar nunca nuestra alta responsabilidad cristiana y nuestra vocación a suscitar en nosotros y alrededor nuestro una fe fuerte, un amor sincero y una esperanza que no defrauda». Y añadió «que la alegría de esta fiesta nos refuerce y nos inspire a cumplir las buenas obras, no dé fuerza y valentía para conservar la perseverancia y la seguridad, aún en medio de las olas del mar de la vida, para resistir a las pruebas y a las tentaciones y superar, como dijo san Sergio de Radonezh, los inestables contrastes de este mundo».

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ZENIT Staff

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