MADRID, lunes 16 abril 2012 (ZENIT.org).- Monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, España, pronunció una homilía, en la misa retransmitida por Televisión Española el pasado Viernes Santo, que ha suscitado polémica, en incluso una querella, por sus palabras sobre los homosexuales. El obispo ha realizado unas declaraciones explicando su actitud.
En una entrevista concedida a “Religión en Libertad”, el prelado, presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española, habla por primera vez tras la polémica desatada por su homilía, y explica lo que dijo y lo que pretendió decir.
En su homilía, el obispo afirmaba “Quisiera decir una palabra a aquellas personas que, llevadas por tantas ideologías, acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana, piensan ya desde niño que tienen atracción hacia las personas de su mismo sexo y, a veces, para comprobarlo, se corrompen y se prostituyen, o van a clubs de hombres. Os aseguro que encuentran el infierno”.
El obispo explica sus palabras: “La sexualidad humana posee un sentido y significado inherente que la persona debe aprender a reconocer y descubrir respetando su lógica interna, la llamada ‘antropología adecuada’. Sin embargo, las ideologías a las que me refería son la llamada ‘ideología de género’ y sus sucesivas mutaciones”.
“Muy brevemente indicaré –añade el obispo- que el principal postulado de la ideología de género es negar la diferencia sexual entre varón y mujer y afirmar que la configuración de la identidad sexual masculina y femenina es un producto de la cultura, una decisión personal construida en función de los deseos y apetencias subjetivas. Realmente, lo que se pretende es ‘deconstruir’ la antropología humana propuesta por la naturaleza de la persona y el pensamiento coherente con la misma. Todo lo demás quedaría justificado por el principio de no discriminación y tolerancia”.
Según monseñor Reig Pla, “la ideología de género se está quedando obsoleta ante otras propuestas más radicales de ‘deconstrucción de la identidad’, como son la teoría queer, el transhumanismo, posthumanismo y la teoría cyborg. Naturalmente, estas teorías que desconocen la naturaleza humana, no orientan bien el verdadero sentido y significado de la sexualidad, propiciando, más bien, la confusión del corazón humano”.
Explica el obispo que “la persona humana es una unidad substancial cuerpo-espíritu y la sexualidad es una dimensión esencial de la persona. El cuerpo no es una prótesis del ‘yo’ sino una visibilización de la persona. El cuerpo modalizado como varón o como mujer es una expresión del ser personal. Su configuración ‘esponsal’ es una llamada al amor y a la complementariedad sexual. Si confundimos el ‘ser sexuado’ con el ‘deseo de elegir el modo de ser sexuado’, estamos equivocando el mensaje”.
En opinión de monseñor Reig Pla, “nos encontramos ante un programa de ‘deconstrucción’ calculado y propiciado en todos los ámbitos (en la educación desde la más tierna infancia, en ciertos medios de comunicación, en el trabajo y en el ocio, etc.), que además cuenta con el impulso y protección de una gran cantidad de leyes inicuas y algunos poderosos lobbys que determinan qué es lo políticamente correcto y, por lo tanto, lo socialmente aceptable”.
“Desde estos presupuestos –añade–, a muchos niños, jóvenes y adultos –cada vez más– se les invita a poner en cuestión su identidad sexual, y con el tiempo se les exhorta a ‘verificar y comprobar’ cuáles son sus ‘preferencias sexuales’; algunos caen en la trampa».
A la pregunta de si dijo algo que vaya en contra de lo que dice el Magisterio de la Iglesia Católica, monseñor Reig Pla responde: “Humildemente he de decir que todo lo que expliqué en mi homilía responde al Magisterio de la Iglesia Católica. Quise poner ejemplos actuales, que todo el mundo conoce, con la máxima delicadeza y caridad posible, pero con claridad».
Recordó que al respecto el Catecismo de la Iglesia Católica enseña que las personas con atracción sexual hacia el mismo sexo «deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta».
En relación a los actos sexuales entre personas del mismo sexo la Iglesia afirma que “son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso” (Catecismo de la Iglesia Católica n. 2357).
Pero entonces, ¿hay esperanza para quienes sienten atracción sexual por el mismo sexo? “Por supuesto que sí –responde monseñor Reig Pla–. El corazón de cada hombre y mujer desea encontrar la verdad sobre el amor humano. ‘En esperanza fuimos salvados, dice san Pablo a los Romanos y también a nosotros’. Según la fe cristiana, la ‘redención’, la salvación, no es simplemente un dato de hecho. Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente».
El obispo dice conocer experiencias, especialmente en España, Europa, Estados Unidos y Latinoamérica «muy esperanzadoras». «Con la pertinente unión de la ayuda espiritual y profesional, muchas personas, laicos, religiosos y sacerdotes, que voluntariamente lo han solicitado, se están viendo beneficiados por estos nuevos ‘itinerarios de libertad, caridad, verdad y esperanza’ que conducen al dominio de sí y, en su caso, al cambio».
Los que deseen conocer algunos de estos “itinerarios de la esperanza” pueden consultar la siguiente página web: www.unav.es/departamento/preventiva/homosexualidad.
¿Proponer un itinerario hacia el gobierno de la propia persona y, en su caso, la reorientación de la inclinación sexual, puede ofender a las personas con sentimientos homosexuales? «No –responde monseñor Reig Pla–, porque nosotros sólo proponemos; sin embargo, es cierto que los lobbys parecen usar la estrategia mediática de hacerse los ofendidos si se citan en voz alta algunos textos de la Biblia o del Magisterio de la Iglesia sobre este tema. Si alguien piensa que tiene un problema y pide ayuda, sin duda la Iglesia lo atenderá. No se trata de imponer nada a nadie, sólo ofrecemos el espacio de libertad, verdad y esperanza que otorga la Iglesia para quien libremente desee escapar de la dictadura del silencio».
Para quienes deseen ampliar conocimientos sobre este tema, han preparado en la página web de la diócesis una sección titulada “Homosexualidad y esperanza”, con información sobre documentos de la Iglesia, recursos, profesionales especialistas que abordan el tema, etc.: www.obispadoalcala.org/homosexualidad.html.
Sobre si se ha sentido solo ante este acoso mediático, el obispo responde: «Cuando se cree en Jesucristo y en la maternidad de la Iglesia uno no está nunca solo. He recibido el apoyo de obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos de España y de muchas partes del mundo, así como de importantísimas instituciones eclesiales y civiles. He recibido más de un millar de correos electrónicos, cartas, faxes, telegramas y llamadas telefónicas de personas que han querido mostrarme su cercanía espiritual afirmando su adhesión al Magisterio de la Iglesia y asegurándome sus oraciones por mi persona y ministerio».
Desde algunos ámbitos le han acusado de “homofobia”. Sobre esto monseñor Reig Pla afirma: «La precisión terminológica es aquí muy importante. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define la homofobia como ‘aversión obsesiva hacia las personas homosexuales’: nada más lejos
del Magisterio de la Iglesia y de mi voluntad. Como ya he recordado la Iglesia enseña que las personas con AMS deben ser acogidas ‘con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta’.
«En mi homilía –precisa el prelado–, poniendo ejemplos de pecados concretos, hablé de las infidelidades conyugales, del aborto procurado, de los empresarios y trabajadores que cometen injusticias, de los sacerdotes que se corrompen, de los jóvenes que consumen drogas y de las personas con AMS que, a veces, se corrompen y se prostituyen, o van a clubs de hombres. Deducir de ello que incitaba al odio hacia los matrimonios, las mujeres y los médicos, los sacerdotes, los empresarios y los trabajadores, los jóvenes y las personas con AMS es simplemente, por ser parco, una colosal manipulación; al contrario, anuncié que hay esperanza, que Dios nos ama a todos, que Cristo ha muerto por nuestros pecados llamándonos a conversión, y que nadie queda fuera de su Divina Misericordia».
Y concluye expresando un deseo: «En España, es muy importante mantener abierto un serio debate sobre estos temas, aportando los argumentos de la teología, de la antropología cristiana y de todas las ciencias humanas que faciliten más y mejor la propuesta del Magisterio de la Iglesia. El corazón humano es nuestro principal aliado y ese corazón espera el anuncio de la verdad y de la esperanza».