GUATEMALA, 7 junio 2001 (ZENIT.org).- El sacerdote católico Mario Orantes, acusado de colaborar en el asesinato del obispo guatemalteco Juan José Gerardi, ha pedido la absolución al tribunal.
Orantes, de 34 años, habló el miércoles ante el Tribunal tercero de sentencia, después de que las partes en el proceso presentaran sus alegatos finales.
«Confío en Dios y el Espíritu Santo en que los jueces serán justos y me declaren inocente», dijo Orantes en su última participación en el juicio.
El sacerdote encontró el cadáver de monseñor Gerardi en la noche del 26 de abril de 1998. Tras el crimen, el perro de Orantes, un pastor alemán llamado Baloo, fue detenido por la policía con la acusación de ser el autor del crimen. Estudios posteriores mostraron después la falsedad de las acusaciones en lo que la agencia AP ha considerado como «una de las más bochornosas páginas de la investigación judicial guatemalteca».
Según la fiscalía, dirigida por el abogado Leopoldo Zeissig, Orantes fue una pieza clave del crimen en el que también son acusados el coronel Disrael Lima Estrada, su hijo, el capitán Byron Lima y el sargento Obdulio Villanueva, además de la cocinera de Gerardi, Margarita López.
Todos los acusados se han declarado inocentes y han pedido ser exonerados de culpa.
El asesinato de monseñor Gerardi tuvo lugar el 26 de abril de 1998, dos días después de que presentara un informe en el que atribuía al ejército la mayoría de violaciones a los derechos humanos que tuvieron lugar durante los 36 años de guerra civil.
Zeissig ha pedido al tribunal una condena de 30 años de presión para los cuatro imputados y 3 años de cárcel para la cocinera, Margarita López, por participación en el crimen. Sin embargo, la Arquidiócesis ha pedido que la mujer sea absuelta «por no haber indicios de su participación».
La sentencia se podría conocer al final de esta semana.
La arquidiócesis de Guatemala considera que el crimen fue preparado desde el cuartel general del Estado Mayor Presidencial (EMP), guardia del presidente del país. Por este motivo, ha pedido que se abra proceso contra el jefe de servicios del EMP en la noche del crimen, el mayor Eduardo Villagrán, el jefe de esa unidad militar al servicio del ejército, Rudy Pozuelos, y contra el jefe de éstos, Álvaro Arzú, presidente de Guatemala entre 1995 y 2000.