AREQUIPA, viernes 9 de octubre de 2009 (ZENIT.org) Los criterios de la cultura de muerte vienen representando una amenaza para la sociedad desde su núcleo fundamental: la familia.
Así lo expresó la orientadora familiar Elizabeth Bunster, co fundadora del Proyecto Esperanza en su ponencia denominada «Consecuencias de la mentalidad antivida en el interior de la familia».
Bunster participó en el Encuentro Latinoamericano de Acción por la mujer, que se realizó en la Universidad Católica de San Pablo en la ciudad de Arequipa – Perú, a finales de septiembre.
El objetivo principal del proyecto Esperanza es el de dar acompañamiento pastoral y psicológico a las mujeres que han abortado para que encuentren así la reconciliación en sus vidas.
La entidad trabaja con algunas vicarías para la familia en Chile, con el Movimiento de Schoenstatt, Chile Unido, Unidad de la Familia de la Corporación Municipal de Puente Alto, en Coyhaique, además de su expansión en el extranjero.
También presta sus servicios pastorales en algunos países como Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Nicaragua, El Salvador y Costa Rica.
Herir a la familia
Según Elizabeth Bunster; la familia ha sufrido varios ataques al desconocer su papel natural e histórico en la vida de la sociedad. También “Al debilitar la indisolubilidad del matrimonio, vinculo entre un hombre y una mujer”.
Destacó como negativo el hecho de que la sociedad modifique el concepto de familia: “Al no brindar apoyo a las familias que deseen varios hijos y más aún, el prohibirle ser numerosa o promover fertilidad como una enfermedad y los hijos como una carga”.También “al rechazar su derecho insustituible de los padres, de educar y transmitir los valores genuinamente humanos a las nuevas generaciones”.
“La familia es atacada al ser acorralada en una cultura materialista. Muchas veces con la imposibilidad de un trabajo digno y estable. Desprotegida de los sistemas del Estado y por las políticas publicad que cada vez más buscan la reducción de miembros de esta institución natural”, aseguró Bunster en su ponencia.
Consecuencias para la mujer
Dijo que en cambio, ahora se presentan nuevas propuestas para las familias modernas con miles de repercusiones negativas a nivel familiar:
“La esterilización o la promoción de las campañas de control demográfico, se promueven como un beneficio y libertad para la mujer por medio de anticoncepción, que no evalúa las consecuencias para la salud de la mujer y para los hijos”, asegura.
Y dijo que estas políticas van trayendo consecuencias como “el reconocimiento de las parejas de hecho y de las uniones homosexuales y de la adopción de niños por parte de estas”.
Tendencias que van mostrando un “concepto utilitartista y cultura de lo deshechable”. Con conceptos como “el llamado derecho a la muerte digna o eutanasia, el derecho a tener hijos sanos, a eliminar todo tipo de violencia contra la mujer como un embarazo forzado”.
Y que lleva a una “cultura hedonista, busca el placer sobre la dignidad de la persona y el valor de la vida”.
También ilustró cómo los métodos anticonceptivos en varias ocasiones pueden fomentar el machismo: “hay clara tendencia a usar el aborto o a recriminar a la mujer por no usar bien los anticonceptivos”.
Bunster recalcó, desde su experiencia en el Proyecto Esperanza, el profundo golpe moral, psicológico y físico de la mujer con consecuencias como “ un profundo daño a la autoestima, pesadillas, alteración del sueño, desajuste en la relación con la familia o demás personas, depresión, pérdida del sentido de la vida, ansiedad, soledad, remordimiento”.
Igualmente presentan un “Sentimiento de culpa, rabia, dolor, trastorno en los hábitos alimenticios. Trastorno de conducta, buscar escape en la droga o el alcohol. Intento de suicidio. Intenso despliegue emocional: rabia, resentimiento, depresiones: se conocen como conectores. Le atormenta la carga de saberse responsable de tan dolorosa pérdida”.
[Por Carmen Elena Villa]
Más información http://www.proyectoesperanza.cl/