CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 15 junio 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha alentado el compromiso de los religiosos en defensa de los derechos humanos fundamentales y, en particular, en la ayuda de las víctimas de la trata de personas.
Así lo expresa un telegrama, firmado por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, enviado por el pontífice al Congreso internacional sobre las actividades de las congregaciones femeninas para oponerse al fenómeno de la trata de personas en el mundo, inaugurado este lunes en Roma.
En su mensaje, el pontífice asegura que es necesario suscitar «una renovada conciencia del inestimable valor de la vida y un compromiso cada vez más valiente en defensa de los derechos humanos y por la superación de toda forma de abuso».
El mensaje fue leído en la sede del congreso, que concluirá el 18 de junio, en el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de Roma.
En su telegrama el pontífice expresa el «vivo aprecio por la laudable iniciativa» que congrega no sólo a religiosas y expertos, sino también a miembros de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Por su parte, el recientemente nombrado presidente del Consejo Pontificio para las Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, el arzobispo Antonio Maria Vegliò, al inaugurar las sesiones de trabajo, quiso expresar su «admiración por el trabajo realizado» por las religiosas en la lucha contra la trata de personas en diferentes países del mundo.
Un fenómeno, que como se había dicho en la rueda de prensa de presentación del congreso, el 12 de junio, afecta a dos millones y medio de personas, y mueve unos 150 mil millones de dólares, que acaban en los bolsillos de organizaciones criminales que controlan el mercado de la prostitución, del tráfico de órganos, y de formas de esclavitud que afectan sobre todo a mujeres y niños.
El arzobispo Vegliò, según informa «L’Osservatore Romano», subrayó el carácter dramático de la situación, y consideró que, según los datos estadísticos que ha recibido, el número de víctimas podría ser superior al que declaran las autoridades, alcanzando a unos cuatro millones de personas.
En este contexto, dijo, la Iglesia tiene un papel «no sólo importante, sino también profético» en la oposición al fenómeno.
Al ilustrar cómo debe ser la respuesta al fenómeno de la trata de personas, monseñor Vegliò ofreció indicaciones fundamentales.
Ante todo, dijo, es necesario «conocer los factores que alientan y atraen especialmente a la prostitución, las estrategias que utilizan los reclutadores, los traficantes, los intermediarios, y los que abusan de las víctimas».
Luego, añadió, hay que comprometerse «y las religiosas se están comprometiendo».
Hay que tomar conciencia de su compromiso y darles seguimiento, aclaró, asegurándoles una formación no sólo formal, sino personal y espiritual que les permita saber escuchar la narración de vidas difíciles, rotas, que tienen que reconstruirse.
Para apoyar esta difícil misión, según el representante papal, es necesaria la colaboración, y el intercambio de información.
«Muchas religiosas ya están haciendo un trabajo excelente en este sector. Tenéis que conocerlo y compartirlo más profundamente a nivel nacional y global», exhortó el arzobispo.
De hecho, dijo, para derrotar a este fenómeno la información es decisiva. Por ello, aseguró, es necesario «trabajar con los medios de comunicación para asegurar una adecuada información sobre este grave problema. Cuanto más escondido queda, más durará».
Al concluir, monseñor Veglio aseguró que el organismo vaticano que él preside está dispuesto a ofrecer a las religiosas toda la ayuda posible en la lucha contra la trata de personas.
Ahora bien, pidió ser constantemente informado pues «también nosotros tenemos necesidad de conocer y compartir la manera en que se está procediendo para que también nosotros podamos contribuir a esta grande empresa».