SAN SALVADOR, lunes, 15 junio 2009 (ZENIT.org).- En su acostumbrada rueda de prensa, tras la misa dominical, el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, instó a las autoridades a tomar medidas inmediatas para erradicar la ola de violencia que se vive en el país y que ha elevado en los últimos días la cifra de homicidios de 12 a 13 diarios.
«Pedimos al nuevo gobierno que dé una respuesta de fondo al problema. Este es un cáncer que poco a poco lleva a la muerte de la sociedad», subrayó monseñor Escobar.
«No es posible que sigamos en una espiral de violencia que en vez de disminuir, aumenta. Nosotros como Iglesia estamos muy preocupados», dijo el arzobispo de San Salvador.
«Esta semana, por ejemplo, ha sido manifiesto el miedo que existe en el centro de la gran ciudad de San Salvador. Las amenazas de los delincuentes tienen a la gente con gran pánico y podemos decir que lo que sufrimos en esta ciudad se replica en muchas ciudades y pueblos de nuestro país», añadió el arzobispo.
«La violencia y la amenaza es una sombra que nos persigue. Cuántos pequeños negocios pagan ‘renta’ (extorsiones) al crimen organizado, cuánta gente vive con miedo en los buses (autobuses) o caminando en las calles», señaló.
«La violencia parece permear todos los ambientes de nuestra sociedad, la inseguridad es un trauma nacional y requiere un esfuerzo extraordinario, ese esfuerzo tiene que ser de todos», denunció el prelado.
«¿Cómo es posible que la inmensa mayoría se vea vencida por la voluntad diabólica de unos pocos? No hay proporción. Las cosas tienen que cambiar», exhortó.
Al arzobispo le parece inconcebible que los casi seis millones de habitantes que viven en el país cedan y tengan temor ante un pequeño grupo de personas que roban la tranquilidad en la sociedad al asesinar, cobrar renta, asaltar y violar.
«El nuevo Gobierno está siendo desafiado y es importante que dé el mejor mensaje, buscando la solución más conveniente y de fondo que también busque el beneficio de las personas involucradas en estos hechos», afirmó monseñor Escobar.
También aseguró que el toque de queda que se vive en el centro de San Salvador y que muchos vendedores han optado por ocultar es un ejemplo de la gravedad de la situación que se vive en el país. El arzobispo dijo que el toque de queda no puede ser admitido y es inaceptable. «Pone a prueba al nuevo Gobierno y se esperan respuestas a fondo», dijo.
«Mucha gente paga renta en los buses o la gente caminando en la calle. La vida no vale el precio de un celular. Ya es tiempo que se supere y que esté en la tabla de prioridades de las autoridades», concluyó el arzobispo.