CIUDAD DEL VATICANO, jueves 1 de julio de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI recibió este jueves en audiencia al arzobispo emérito de Augsburgo, monseñor Walter Mixa, a quien confirmó de forma definitiva la dimisión presentada por éste el pasado 21 de abril.
Monseñor Walter Mixa fue acusado de haber maltratado físicamente a varios ex alumnos de un orfanato en el que sirvió como visitador entre los años 70 y 80. El prelado presentó entonces su dimisión.
Posteriormente, se le imputó un caso de abusos sexuales, que está siendo investigado por la justicia bávara, además de otros delitos. La polémica estalló tras la filtración de un informe a la prensa sobre el prelado, en el que aludía a su supuesta adicción al alcohol. Este informe fue confirmado por la Conferencia Episcopal alemana.
El Papa aceptó su dimisión el pasado 4 de mayo. Hoy, según un comunicado oficial de la Santa Sede, esta dimisión ha sido confirmada definitivamente, tanto de la diócesis de Augsburgo como de la castrense.
«El obispo Mixa se retirará por un tiempo de silencio, recogimiento y oración, y tras un periodo de cuidados y reconciliación, estará – como otros obispos eméritos – a disposición para tareas pastorales, de acuerdo con su sucesor», afirma el comunicado.
Monseñor Mixa, durante el encuentro con el Papa, subrayó «haber siempre intentado cumplir con su ministerio episcopal de buen grado y de forma concienzuda», pero «con toda sinceridad y humildad ha confirmado también el reconocimiento de haber cometido equivocaciones y errores».
Estos errores, admitió el prelado, han causado «una pérdida de confianza y ha hecho inevitable su dimisión».
El obispo dimisionario, reza la nota vaticana, «ha pedido perdón por todos sus errores», pero pide también que «frente a sus errores, no se olvide del todo el bien que hizo».
El Papa «expresó la esperanza de que la petición de perdón encuentre oídos y corazones abiertos», especialmente entre el episcopado alemán.
Tras una polémica a menudo «fuera de tono», afirma el comunicado, «el Papa augura la reconciliación, una nueva acogida recíproca en el espíritu de la misericordia del Señor y en el confiado abandono a su guía».
«Sobre todo a los hermanos en el ministerio episcopal, el Sumo Pontífice pide que se ofrezca al obispo Mixa más que en el pasado su cercanía amistosa, su comprensión y su ayuda para encontrar el camino recto».
También pide a los fieles de Augsburgo que «favorezcan nuevamente la comunión recíproca» y que «acojan con corazón abierto al obispo que él designe como sucesor de monseñor Mixa».
«En un tiempo de enfrentamientos e inseguridades, el mundo espera de los cristianos su testimonio concorde que, en base a su encuentro con el Señor Resucitado, pueden ofrecer y en el cual son de ayuda unos a otros como también a toda la sociedad, para encontrar el buen camino para el futuro».