CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 8 de octubre de 2008 (ZENIT.org
En esta ocasión, el Papa se centró en mostrar cómo los hechos y las palabras de Jesús se reflejan fielmente en los escritos paulinos, a pesar de que históricamente nunca llegara a conocerle en persona.
“El mismo san Pablo distingue dos maneras de conocer a Jesús”, explicó, “según la carne, es decir, externamente, o con el corazón, es decir, el núcleo de la persona”. Pablo conocía a Jesús de esta forma, aunque también sabía los detalles de su vida.
“Solo con el corazón se conoce verdaderamente a una persona”, reiteró el Papa. “Hay personas doctas que conocen a Jesús en muchos de sus detalles y personas sencillas que no conocen estos detalles, pero que lo conocen en su verdad”.
Seguidamente, el Papa explicó que, por los escritos paulinos, se deduce que Pablo conocía perfectamente muchos detalles personales y muchas palabras y hechos de Jesús, por tres tipos de referencia: explícita, por alusiones a pasajes evangélicos, y por la transposición de muchas enseñanzas de Jesús.
En una serie de pasajes, entre ellos por ejemplo sobre la indisolubilidad del matrimonio o sobre la Última Cena, Pablo muestra que conocía exactamente palabras pronunciadas por Jesús.
En otros, como la figura del ladrón en la noche, Pablo hacía referencia claramente a un pasaje evangélico que no tiene correspondencia en el Antiguo Testamento.
Pablo, explica el Papa, “conoce la pasión de Jesús, su cruz, el modo en que vivió los últimos momentos de su vida. La cruz de Jesús y la tradición sobre este hecho de la cruz está en el centro del kerygma paulino”.
“Otro pilar de la vida de Jesús conocido por san Pablo era el Discurso de la Montaña, del que cita algunos elementos casi literalmente, cuando escribe a los Romanos: ‘Amaos unos a otros… Bendecid a los que os persiguen… vivid en paz con todos… Venced al mal con el bien…’ ”.
El Papa puso varios ejemplos de correspondencia de la doctrina paulina con la vida de Jesús, entre ellos la utilización de la palabra “Abbà” (“papá”) utilizada por Jesús para referirse a Dios en el Monte de los Olivos, y que por su extrema familiaridad era impensable en boca de un hebreo.
“En las Cartas de san Pablo a los Romanos y a los Gálatas sorprendentemente esta palabra ‘Abbà’, que expresa la exclusividad de la filiación de Jesús, aparece en la boca de los bautizados, porque han recibido el Espíritu del Hijo”, continúa el Papa.
El Papa prosiguió con varios ejemplos, que muestran la fidelidad de Pablo al Jesús de los Evangelios. Sin embargo, añadió, “san Pablo no pensaba en Jesús como algo histórico, como una persona del pasado. Conoce ciertamente la gran tradición sobre la vida, las palabras, la muerte y la resurrección de Jesús, pero no los trata como algo del pasado; lo propone como realidad del Jesús vivo”.
“Esta es la verdadera forma de conocer a Jesús y de acoger la tradición sobre él”, añadió.
Finalmente, el Papa exhortó a los fieles a “aprender a conocer a Jesús, no según la carne, como una persona del pasado, sino como nuestro Señor y Hermano, que hoy está con nosotros y nos muestra cómo vivir y como morir”.
Por Inma Álvarez