La visita del Papa a la ONU tendrá un impacto sobre el derecho internacional

Entrevista al arzobispo Celestino Migliore, observador permanente

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NUEVA YORK, martes, 20 mayo 2008 (ZENIT.org).- La visita de Benedicto XVI a las Naciones Unidas ha encendido un gran entusiasmo en el Palacio de Cristal y está destinada a tener un impacto sobre el derecho internacional, explica el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU.

El arzobispo Celestino Migliore, que recibió al Papa en su residencia durante los días de su permanencia en Nueva York, en esta entrevista concedida a Zenit revela algunos detalles de los encuentros privados que tuvo con el Pontífice y habla sobre cómo las palabras del Papa fueron acogidas en las Naciones Unidas.

–¿Qué momento de la visita del Papa le ha quedado más grabado?

–Monseñor Migliore: Son muchos, como puede imaginar. Los estadounidenses estaban a la espera de ver y experimentar personalmente la espiritualidad, el intelecto y la humanidad de Benedicto XVI que habían podido seguir a través de los medios. A su llegada, vieron a un Papa feliz de haber llegado a Estados Unidos y deseoso de conocer a los estadounidenses a todos los niveles.

En todos los eventos en lo que participó reinaba un clima de fiesta, de acogida y de recíproco entendimiento. Y luego, la profunda empatía del Papa ante lo que permanece como el símbolo más vivo para los estadounidenses: la Zona Cero.

En la ceremonia, que se desarrolló casi sin palabras, en una comunicación de corazón a corazón, el Papa se hizo como uno de ellos, expresando al mismo tiempo una gran autoridad al comunicar su mensaje. Del mismo modo, por dos tardes, el Papa salió de la residencia de Nueva York para encontrarse con los centenares de personas que se había reunido para cantar y felicitarle por su cumpleaños.

El sábado por la tarde, entre las personas en primera fila, había cincuenta niños visiblemente afectados por diversos tipos de cáncer. Las manifestaciones de afecto y el sentido de profunda dignidad expresada por el Papa revelaron su más elevada autoridad moral que infunde esperanza y confianza.

–¿Nos puede decir que le ha dicho el Santo Padre?

–Monseñor Migliore: Tuve el privilegio y el gran placer de pasar tres días con el Santo Padre en la residencia de su representante ante las Naciones Unidas. Durante las comidas, intercambiamos nuestras sensaciones, impresiones y noticias sobre el desarrollo de la visita papal y sobre la cálida acogida que estaba recibiendo.

Pero, con motivo del tercer aniversario de su pontificado, fue él quien quiso hacer un regalo maravilloso: quiso que todos mis colaboradores cenaran en la mesa con nosotros. Fue un momento extraordinario para todos nosotros, en el que tuvimos oportunidad de compartir con el Santo Padre las alegrías y las fatigas, además de los momentos divertidos, de nuestra actividad en las Naciones Unidas.

–¿Cuáles han sido las reacciones de las delegaciones nacionales presentes en la ONU sobre el discurso del Papa?

–Monseñor Migliore: También la ONU se encuentra en un periodo de dificultades y de tensiones. Pero el Papa tuvo la capacidad de elevar los ánimos. Sabiendo que la ONU no es todo rosas y flores, tuve la impresión de que muchos diplomáticos que le oyeron subrayar los aspectos más potencialmente bellos de las Naciones Unidas, se sintieron confortados y animados a trabajar por una ONU que funcione.

Sin duda fue el encuentro con el personal el que suscitó mayor entusiasmo en Naciones Unidas. Durante su intervención, el Papa miró varias veces al audiencia sonriendo. Su calor y su sentirse cómodo encontraron eco en la respuesta de la gente, con su excitación y aplausos y con la larga ovación que le tributaron. Una respuesta entusiasta que no era sólo una excitación de estadio sino que estaba motivada también por el contenido de su mensaje.

–El Papa dijo que la Iglesia cree en las Naciones Unidas e invitó a la ONU a volver a los principios fundantes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¿Cómo fue recibido este mensaje por los miembros de Naciones Unidas?

–Monseñor Migliore: La impresión general es que el Papa estuviera leyendo en sus corazones el deseo personal de justicia y libertad. De los comentarios de los diplomáticos y de los funcionarios de la ONU, las palabras del Papa están destinadas a tener una resonancia y un seguimiento profundo y consciente, sobre todo respecto al papel de las Naciones Unidas y del derecho internacional.

–¿En qué modo la «responsabilidad de proteger», citada por el Santo Padre, se podrá presentar como un nuevo principio del derecho internacional? ¿En qué se diferencia de la tradicional respuesta de la comunidad internacional contra los gobiernos opresores?

–Monseñor Migliore: El Papa ha sostenido que el fundamento moral en el que un gobierno puede afirmar su autoridad, su soberanía, es su sentido de responsabilidad, su voluntad y su eficacia en proteger a su población de toda clase de violación de los derechos humanos.

Asumiendo esta expresión del Documento final aprobado por los jefes de Estado y de Gobierno en 2005, el Papa ha extendido el concepto: la responsabilidad de proteger cubre no sólo las llamadas intervenciones humanitarias (militares), sino que podría ser usada como sinónimo de soberanía, que a su vez no es sólo un derecho sino que es sobre todo una responsabilidad dirigida a proteger y promover a las poblaciones en su vida cotidiana.

Por Jesús Colina, traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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