A pesar de sus pocos recursos, el Papa ve una gran misión para la Iglesia en Cuba

Escribe una carta de cercanía a los obispos de la isla

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 21 febrero 2008 (ZENIT.org).- A pesar de que la Iglesia en Cuba cuenta con pocos recursos humanos y materiales, Benedicto XVI ve posible una gran misión de evangelización, pues muchos corazones están abiertos al mensaje cristiano.

El pontífice ha tomado papel y pluma para dirigirse a los obispos de la isla caribeña con motivo del décimo aniversario de la histórica visita de Juan Pablo II. La carta fue entregada a los prelados por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, en su primer día de visita a Cuba con motivo de esta celebración.

Cuba, país con más de once millones de habitantes, en el que el 59,66% es católico, es una de las naciones de mundo con el mayor número de católicos por sacerdote: 19.507. En Togo, por ejemplo, son 2.956, en Sierra Leona 1.922, y en Sudáfrica 2.798.

«El anuncio del Evangelio de Cristo sigue encontrando en Cuba corazones bien dispuestos para acogerlo, lo que conlleva una responsabilidad constante para ayudarles a crecer en la vida espiritual, proponiéndoles ese alto grado de la vida cristiana ordinaria propio de la vocación a la santidad de todo bautizado», afirma la carta pontificia.

Por eso, el Papa alienta a los obispos a «anunciar la recta doctrina, iniciar en la escucha y profundización de la Palabra de Dios, promover la participación en los sacramentos y fomentar la vida de oración, son metas primarias de la acción pastoral, pues llevar a todos la salvación de Cristo es el núcleo mismo de la misión de la Iglesia».

El obispo de Roma reconoce que «en ocasiones, algunas comunidades cristianas se ven abrumadas por las dificultades, por la escasez de recursos, la indiferencia o incluso el recelo, que pueden inducir al desánimo».

El Papa conforta a los católicos cubanos con las palabras de Jesús: «No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino» (Lucas 12, 32).

«El creyente sabe que siempre puede poner su esperanza en Cristo Jesús, nuestro Señor, que no defrauda y colma de alegría su corazón, dando sentido y fecundidad a su vida de fe», señala.

De hecho, ve un gran futuro para la Iglesia católica en Cuba pues «una pequeña luz puede iluminar toda la casa, la levadura es poca cosa, pero hace fermentar toda la masa».

«Cuántas veces pequeños gestos de amistad y buena voluntad, gestos sencillos y cotidianos de respeto, atención al que sufre o entrega desinteresada al bien de los demás, hacen entrever el amor sin límites de Dios por todos y cada uno», constata.

Por este motivo, alienta la obra que la Iglesia en Cuba desarrolla «en favor de los más necesitados, con obras concretas de servicio y atención a los hombres y mujeres de cualquier condición, que merecen ser sostenidos no sólo en sus necesidades materiales, sino acogidos con afecto y comprensión».

El Papa, garantizando su cercanía y oración a los cubanos, les estimula a hacer fecunda la herencia de cinco siglos del cristianismo en la isla, que ha tenido «gran influencia en el nacimiento de la Nación, por obra sobre todo del Siervo de Dios Félix Varela y el propagador del amor entre los cubanos y entre todos los hombres, que fue José Martí».

«En esos valores veían un elemento vital también para la concordia y el porvenir venturoso de la patria», concluye.

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ZENIT Staff

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