París-Jerusalén: Seis mil kilómetros a pie y mendigando

La luna de miel de Mathilde y Edouard Cortès

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PARÍS, jueves, 19 julio 2007 (ZENIT.org).- «Simbólicamente, queremos ofrecer nuestros millones de pasos por la paz en Oriente Medio y la unidad de los cristianos».

Es lo que afirman Edouard y Mathilde Cortès, casados el 9 de junio y que han escogido como viaje de luna de miel hacer una peregrinación de seis mil kilómetros, de París a Jerusalén, en un espíritu de despojo total, es decir mendigando la hospitalidad así como su alimentación.

Partieron de París el 17 de junio. Periodista reportero gráfico, autor de varios libros, miembro de la Guía Europea del Raid, Édouard Cortès ha organizado y participado en varias expediciones, como la travesía del Cáucaso a pie, el descubrimiento del patrimonio de Afganistán, un raid en el mítico coche Citroën 2 CV de París à Saigón, y una investigación sobre el Arca de Noé en la región del Monte Ararat…

Edouard y Matilde han respondido a algunas preguntas de Zenit. Puede seguirse su peregrinación en la página web www.enchemin.org.

–Han elegido hacer una peregrinación mendigando. Esta decisión no puede dejar indiferente. ¿Por qué una elección tan radical?

–El Evangelio es radical. Tenemos el deseo de vivirlo y esto exige opciones fuertes y exigentes. Por supuesto, no todo el mundo está llamado a partir a pie a Jerusalén. Partir como joven pareja recién casada para marchar de seis a ocho meses hacia Tierra Santa, parece extraordinario. Pero debería ser algo ordinario que habríamos podido hacer en casa: una experiencia de abandono total y confianza en Dios. Para aprender este camino de manera concreta, hemos decidido emprender la ruta.

–Seis mil kilómetros a pie mendigando… Parece una verdadera locura y una perspectiva de sufrimientos. ¿No tienen un poco de miedo?

–Hay una pizca de locura en nuestra elección, es verdad. Pero para nosotros, la verdadera locura sería encerrarnos en nuestros temores. Puede ser que nuestra fe no sea bastante grande, necesitamos ver signos concretos, ver que el Señor se ocupará cada día de alimentarnos y alojarnos. Tomaremos lo que nos dé.

Por supuesto que tenemos temores: de tener hambre, de tener sed, de tener frío. De dejar a nuestras familias y nuestros amigos, sobre todo tras los grandes momentos de felicidad que hemos vivido con ellos, con motivo de nuestro matrimonio el 9 de junio pasado. Temor también de no llegar físicamente a pesar de nuestros grandes deseos. Y luego numerosos interrogantes: ¿Cómo reaccionaremos ante los obstáculos, ante el rechazo, ante el fracaso, ante el sufrimiento de las ampollas y las tendinitis? ¿Cómo se construirá nuestra joven pareja en este camino radical? ¿Cómo vivir sin nuestras seguridades occidentales: dinero, teléfono, tarjeta de crédito, casa, Internet, agua caliente…? Sólo el camino nos dará las respuestas. San Juan de la Cruz lo dice mejor que nosotros: No hay camino, hay que andar. Andando se hace el camino. Entonces, a pesar de nuestros temores y nuestros interrogantes, permanecemos confiados

–¿Cual es el objetivo de la peregrinación? ¿Para ustedes mismos pero también para quienes oigan hablar de ustedes? ¿Qué mensaje quieren transmitir?

–Esta peregrinación es sobre todo un viaje de luna de miel durante el que esperamos forjar nuestra pareja en el yunque del camino y hacer crecer nuestro amor. Amarse es también poder abrirse a los demás: es lo que esperamos en este viaje que nos ofrecerá encuentros, a través de la mendicidad. Para nosotros, tender la mano, será aceptar la de los otros, cualquiera que sea. No tenemos nada que dar, a parte de nuestra fatiga y nuestra alegría. Nuestro objetivo es Jerusalén, la terrestre ciertamente pero sobre todo la celeste.

Si tenemos algo que transmitir, es el testimonio de una vida que se convierte en audaz por la fe. No somos más que peregrinos de paso en esta tierra. Sólo Cristo nos hace caminar y sólo El puede dar la paz a esta región atormentada hacia la que nos dirigimos. Simbólicamente, queremos ofrecer nuestros millones de pasos por la paz en Oriente Medio y la unidad de los cristianos.

–Han declarado estar dispuestos a llevar intenciones de oración a lo largo de su peregrinación. ¿Hay un medio de comunicarles intenciones?

–Estaremos encantados de llevar las intenciones de todos lo que lo deseen. Millones de pasos, hacen millones de intenciones… ¡incluso si el peregrino reza como un pie! Llevaremos muy especialmente en nuestras intenciones el trabajo de Zenit y todo su equipo. Pueden dejar sus intenciones en nuestra dirección de correo electrónico: me.cortes@enchemin.org y consultar nuestro sitio para tener noticias: www.enchemin.org Y nos confiamos a la oración de los lectores de Zenit (Salmo 91).

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ZENIT Staff

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