APARECIDA, domingo, 13 mayo 2007 (ZENIT.org).-Al celebrarse el nonagésimo aniversario de las Apariciones de Nuestra Señora en Fátima, Benedicto XVI puso en manos de la Virgen María a los pueblos y naciones, en particular aquellos que sufren situaciones particularmente difíciles.
Del 13 de mayo al 13 de octubre de 1917, tres pastorcillos portugueses, Lucía dos Santos, de diez años, y sus dos primos Francisco Marto, de nueve años y Jacinta, de siete, fueron testigos de las apariciones y mensajes de María.
«Con su vehemente llamado a la conversión y a la penitencia es, sin duda, la más profética de las apariciones modernas», dijo el Papa este domingo tras presidir la misa de inauguración de la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
«Pidámosle a la Madre de la Iglesia, a ella que conoce los sufrimientos y las esperanzas de la humanidad, que proteja nuestros hogares y nuestras comunidades», propuso.
«De modo especial confiémosle aquellos pueblos y naciones que tienen particular necesidad, y lo hacemos con la certeza de que no dejará de atender las súplicas que con filial devoción le dirigimos», añadió.
El cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, fue el enviado del Papa para presidir las celebraciones que tuvieron lugar este domingo en Fátima.