CIUDAD DEL VATICANO, martes, 17 abril 2007 (ZENIT.org).- Al cumplir ochenta años, Benedicto XVI manifestó este lunes su confianza y alegría pues nuestra vida está «en las buenas manos del Señor».
Así lo confesó al almorzar en la Sala Ducal del Palacio Apostólico Vaticano con los miembros del Colegio Cardenalicio presentes en Roma.
«Nuestro tiempo, cada día, las vicisitudes de nuestra vida, nuestra suerte, nuestro actuar, está en las buenas manos del Señor», explicó a los purpurados.
«Esta es la gran confianza con la que seguimos adelante, sabiendo que las manos del Señor son sostenidas por las manos y los corazones de muchos cardenales».
«Este es para mí el motivo de la gran alegría de este día», reconoció.
«El verdadero don de este día para mí es la oración que me da la certeza de que soy aceptado desde el interior y, sobre todo, ayudado y apoyado en mi ministerio petrino, un ministerio que no puedo desempeñar solo, sino sólo en comunión con todos los que me ayudan, rezando para que el Señor esté con todos nosotros y esté conmigo», concluyó.