ROMA, jueves 8 febrero 2007 (ZENIT.org).- El gobierno chino ha reconocido oficialmente que sus programas de planificación familiar han dejado al país sin chicas.
Zhang Weiqing, director de la Comisión Nacional de Población y Planificación Familiar de China, lo admitía en una declaración al South China Morning Post el 24 de enero. «Por supuesto», concedía, «el desequilibrio de género tiene algo que ver con la estricta política de planificación familiar de China».
Zhang también afirmó que se espera que el desequilibrio empeore.
El director explicó, no obstante, que la política del gobierno no ha sido el único factor en causar este desequilibrio. Explicaba que este porcentaje en los géneros es también resultado de una tradición cultural inculcada que favorece a los chicos en detrimento de las chicas. Zhang declaró que los padres suelen usar los ultrasonidos para detectar a las niñas en el embarazo, pudiendo así ser abortadas.
Según Zhang, la estricta política del gobierno de un solo hijo se aplica sólo al 35,9% de la población del país. A otro 52,9% se le permite un segundo hijo si el primero es una chica. A otro 9,6%, campesinos pobres, se les permiten dos hijos. A las minorías étnicas, que constituyen el 1,6% de la población, se les permite tener al menos dos hijos.
Llueven hombres
Según un artículo del 23 de enero de Associated Press, Zhang afirmó que la proporción entre hombres y mujeres nacidos en 2005 fue de 118-100. Un desequilibrio superior a los 108 varones por 100 mujeres de 1982 y a los 11 por 100 de 1990. En algunas regiones, las cifras han alcanzado la proporción astronómica de 130 chicos por cada 100 chicas. La media para los países industrializados es de entre 104 y 107 chicos por cada 100 chicas.
Associated Press también informaba el 12 de enero de que China tendría 30 millones más de hombres que de mujeres en edad de casarse en menos de 15 años. Los datos citados por AP vienen de un reportaje de primera página sobre la crisis demográfica que se avecina publicado por el periódico China Daily. Dicho reportaje también comentaba que la inestabilidad social que podría resultar de tener decenas de millones de hombres que no encuentran mujer.
No sorprende que muchos de los niños de China crezcan si hermanos ni hermanas.
Zhao Baige, viceministro para la Comisión Nacional de Población y Planificación Familiar de China, afirmaba que las políticas de planificación familiar en China son la causa de que 90 millones de jóvenes de país sean niños. Zhao concedía que, según las encuestas, el 60% de los chinos preferirían tener dos hijos, informaba el 19 de enero Associated Press.
Los funcionarios están divididos sobre qué hacer ahora. «Profundas divisiones», informaba el Financial Times el 12 de julio, «han surgido dentro del gobierno chino sobre cómo gestionar su controvertida política de un solo hijo».
Según se informa, la Comisión Nacional de Población y Planificación Familiar estaba a favor de criminalizar los abortos por motivos de género. Sin embargo, en junio, el Congreso Nacional del Pueblo desechó una medida propuesta que habría impuesto pena de cárcel para tales abortos.
Los medios también lanzan señales equívocas. El South China Morning Post informaba el 24 de enero de que Zhang había prometido que el gobierno seguiría «sin vacilar» los próximos años sus medidas de control de nacimientos.
Sin embargo, un reportaje publicado el mismo día en el Washington Post lo citaba diciendo que las multas por violar el límite de un solo hijo podrían reducirse para los pobres. «Con familias muy pobres, podemos reducir parte de la multa social compensatoria o renunciar a ella, dependiendo de la actual situación», afirmaba Zhang.
Un mes antes, el 28 de diciembre, el South China Morning Post informaba que el primer ministro Wen Jiabao había declarado que el gobierno no tenía planeado cambiar su político de un solo hijo.
El 10 de noviembre, sin embargo, Agence France-Presse citaba el China Daily que informaba que se anima a las parejas, en las que ambos padres son de familias de un único hijo, a que tengan dos hijos. Lo necesitan, razonaba al China Daily Duan Jianhua, director de planificación familiar en Guangzhou. Declaró que estas parejas cargan con todo el peso de cuidar a sus cuatro progenitores envejecidos, por lo que se ven tentados a no tener ningún hijo.
Protestas aplastadas
El año pasado un activista clandestino chino, Chen Guangcheng, fue sentenciado a cuatro años y tres meses de cárcel por destruir propiedad pública e incitar a la gente a interrumpir el tráfico, informaba el South China Morning Post el 1 de diciembre. Chen había expuesto los abusos en derechos humanos cometidos bajo la política china de un solo hijo en la ciudad de Linyi y sus alrededores, aunque los cargos contra él no hacían referencia explícita a esta actividad.
Sus partidarios mantienen, sin embargo, que su labor tenía que ver con su arresto y posterior condena. El South China Morning Post informaba que los activistas chinos y los grupos de derechos humanos afirman que los cargos contra Chen tienen el objeto de silenciarlo y castigarlo por exponer los abusos llevados a cabo bajo la política de un solo hijo.
Chen fue condenado en agosto, pero ganó una apelación en noviembre basándose en la falta de evidencias para su condena, y su caso dio lugar a un nuevo juicio. Pero este confirmó la misma sentencia impuesta por el tribunal de Yinan en la provincia de Shandong.
Los parientes y abogados de Chen se quejaron de que los funcionarios obstaculizaran su defensa intimidando a los testigos y suprimiendo evidencias. El día del nuevo juicio, cuatro testigos de la defensa fueron secuestrados, afirmaban los abogados de Chen.
Encaneciendo
Otro efecto perjudicial de la estricta política de población de China es que el país envejece más rápido que cualquier otra gran nación de la historia, según un reportaje publicado el 23 de enero por el Chicago Tribune.
Richard Jackson, directo de la Global Aging Initiative en el Center for Strategic and International Studies de Washington, que la transición forzada de muchos nacimientos a pocos ocasionará graves problemas económicos. «Tendrán ante sí dentro de 30 años a 400 millones de ancianos, la gran mayoría de los cuales no tendrá pensiones o cuidados sanitarios o una gran familia», afirmaba.
Actualmente, los mayores de 60 años son apenas el 11% de los 1.300 millones de chinos. En el 2050, sumarán el 31% de la población. China tardará sólo 25 años en envejecer tanto como Europa envejeció durante todo el siglo pasado, afirmaba el Chicago Tribune citando estadísticas de la ONU.
El Boston Globe informaba el 2 de enero de que el número de personas con más de 60 años aumenta en 6 millones cada año, y que las residencias de ancianos de China sólo pueden acomodar a un millón y medio.
Además, la mayoría de los ancianos tienen muy pocos ahorros, y las pensiones, en caso de existir, son pobres. También está en duda la capacidad del gobierno para proporcionar alguna suerte de asistencia social pública para los ancianos. En China, la proporción de trabajadores con respecto a retirados descenderá en el 2040 a dos por cada retirado.
Un artículo de primera página en el Washington Post del 22 de diciembre, sobre la envejecida población de China, afirmaba que la depresión entre los jubilados aumenta, y que cada vez hay más casos de padres mayores abandonados en los hospitales o que exigen a sus hijos ayuda económica.
Los patrones también están sufriendo el apretón. El New York Times informaba el 30 de junio que el país, que ha construido su poderío económico en una fuente ilimitada de mano de obra barata, se puede enfrentar pronto a falta de mano de obra. La política de un
solo hijo «puede que sea en última instancia otro error demográfico monumental», afirmaba el artículo.
Las fábricas pueden verse forzadas a trasladarse a otros países, como India, que tiene una población más joven. Con el tiempo se verá la locura de las políticas de población coercitivas.
Por el padre John Flynn