CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 26 enero 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pudo contemplar y detenerse en meditación en la tarde de este jueves ante el reencontrado sarcófago atribuido al apóstol san Pablo, que desde poco tiempo es expuesto a los peregrinos.
Este momento esperado por el pontífice, que había sido puntualmente informado en meses pasados por los descubrimientos, lo compartió con el cardenal Cordero Lanza di Montezemolo, arcipreste de la Basílica de San Pablo Extramuros, en ese templo de Roma, al concluir la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
El pontífice, que había dejado los muros vaticanos para participar en unas vísperas ecuménicas junto con los representantes en Italia de las demás confesiones cristianas, se detuvo al final del encuentro de oración ante el altar mayor para contemplar de cerca ese sarcófago que ya era visitado por los cristianos de los primeros siglos, según fuentes arqueológicas.
Obras de restauración de la Basílica de San Pablo Extramuros, en Roma, acabadas el 22 de septiembre de 2006, han permitido redescubrirlo, después de que hubiera sido encerrado entre muros de cemento, junto a otros vestigios, en las obras de reconstrucción de la basílica, tras el incendió que tuvo lugar en julio de 1823.
Se trata de un sarcófago de una longitud de 2,55 metros, de una anchura de 1,25 metros y de una altura de 0,97 metros. La cobertura es de 0,30 metros de altura.
Durante la homilía de las vísperas ecuménicas, el Santo Padre confesó: «Me complazco en subrayar que el sepulcro del apóstol de las gentes, ante el que nos encontramos, ha sido recientemente objeto de investigaciones y estudios, tras los cuales se ha querido exponer a los peregrinos, con una adecuada obra ante bajo el altar mayor».
«Quiero manifestar mi felicitación por esta importante iniciativa», afirmó.
«Confío a la intercesión de san Pablo, incansable constructor de la unidad de la Iglesia, los frutos de la escucha y del testimonio común que hemos podido experimentar en los numerosos encuentros fraternos y diálogos que han tenido lugar en 2006, tanto con las iglesias de Oriente como con las comunidades eclesiales en Occidente», afirmó.
En una rueda de prensa concedida el 11 de diciembre de 2006 el cardenal Cordero Lanza di Montezemolo, afirmó: «Desde hace veinte siglos se da una absoluta concordancia en el hecho de que la tumba de San Pablo se encuentra allí. Nadie lo ha puesto nunca en duda y nadie lo ha contradicho».
«Este sarcófago nunca se ha abierto ni estudiado, pues se encontraba encerrado en un bloque de cemento, realizado en los años 1838-1840», añadió el purpurado, de 81 años, antiguo nuncio apostólico en Italia y delegado apostólico en Jerusalén.
«Podría preverse un estudio de su interior para satisfacer la curiosidad de quienes se preguntan si dentro se encuentran los restos del apóstol. Pero se requieren las autorizaciones necesarias», concluyó en la rueda de prensa el purpurado italiano. En última instancia, es una decisión que le corresponde al Papa.