CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 26 enero 2007 (ZENIT.org).- Los cristianos de todo el mundo y de todas las confesiones deben aprender una lección que en este año les han dejado sus hermanos de Sudáfrica, considera Benedicto XVI: « “hablar” y “escuchar” son condiciones esenciales para construir la civilización del amor».
«Las situaciones de racismo, de pobreza, de conflicto, de abuso, de enfermedad, de sufrimiento, en la que se encuentran, por la misma imposibilidad de ser comprendidos en sus propias necesidades, suscitan en ellos una aguda exigencia de escuchar la Palabra de Dios y de hablar con valentía», constató este jueves por la tarde al clausurar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
Este año los dos mil millones de cristianos han meditado durante esta Semana en unos textos de reflexión y de guía para la oración que se basan en una propuesta de cristianos de las diferentes confesiones de Umlazi (Sudáfrica), región afectada por la pobreza y el sida (www.vatican.va).
Como lema han escogido las palabras del Evangelio de san Marcos (Marcos 7, 31-37) «Hace oír a los sordos y hablar a los mudos», expresando la maravilla que suscitó Jesús entre los testigos de sus milagros.
«¿Ser sordomudo, es decir, no poder ni escuchar ni hablar, no puede ser un signo de falta de comunión y un síntoma de división? », se preguntó el Papa en la homilía de la celebración ecuménica de las vísperas en la basílica de San Pablo Extramuros de Roma.
«La división y la incomunicabilidad, consecuencia del pecado, son contrarias al diseño de Dios», añadió. «África nos ha ofrecido este año un tema de reflexión de gran importancia religiosa y política, pues “hablar” y “escuchar” son condiciones esenciales para construir la civilización del amor».
