LONDRES, sábado, 4 febrero 2006 (ZENIT.org).- Una vez más el papel de la religión en la educación se enfrenta a desafíos en Inglaterra. Un estudio publicado por el Sutton Trust, una organización que financia oportunidades educativas para estudiantes en necesidad, pidió que se prohibieran las escuelas religiosas por usar las creencias religiosas como un criterio de selección de sus alumnos, informaba el 23 de enero el periódico Times.
Citando a Sir Peter Lampl, presidente de la organización, en el Times se leía: «No se deben permitir criterios como que tus padres no son buenos católicos». Justificaba esta afirmación sosteniendo que las 200 mejores escuelas admiten menos estudiantes en necesidad de los que deberían. Para remediar esta deficiencia, Lampl quiere que las escuelas religiosas admitan a los estudiantes más desvalidos, independientemente de la religión de su familia.
La intervención ha tenido lugar en medio del debate en el gobierno británico sobre cómo mejorar los resultados educativos. Entre las propuestas está dar a las escuelas más autonomía con respecto a las autoridades locales, incluyendo el tema de la selección de estudiantes.
Según la página web de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, las escuelas e institutos católicos dan servicio a 720.000 estudiantes, ligeramente por debajo del 10% de toda la población escolar.
Hay 1.815 escuelas primarias, 379 secundarias y 16 colleges, que reciben financiación estatal, junto con 159 colegios católicos independientes que cubren las necesidades de sus alumnos de todas las edades.
La hostilidad a las escuelas religiosas no es nueva en Gran Bretaña. El 1 de octubre pasado, el Times publicaba un comentario del rabino Jonathan Romain con el título, «Las Escuelas Religiosas son una Receta para el Desastre Social». Romain sostenía que las escuelas religiosas llevan a «ghettos religiosos» que, a su vez, «pueden desestabilizan a la larga la salud social del país».
Sostenía que separar a los estudiantes según su religión lleva a «un sistema educativo de apartheid», y mantenía que los estudiantes necesitan mezclarse con alumnos de otros credos.
Un elemento positivo
El año pasado también surgió el debate sobre si es una buena idea permitir que se establezcan más escuelas de inspiración islámica. Algunos observadores expresaron su preocupación por el posible peligro de la influencia de los extremistas islámicos.
El arzobispo de Westminster, el cardenal Cormac Murphy-O’Connor, intervino sobre el tema en un programa emitido por el canal de televisión BBC2. En sus afirmaciones, distribuidas por su oficina de asuntos públicos, el cardenal afirmaba que las escuelas cristianas «no son sólo beneficiosas para los cristianos de este país sino también realzan el país en su totalidad».
Y lejos de ser ghettos, las escuelas católicas aceptan a niños musulmanes y judíos, observaba.
Sobre la cuestión de las escuelas musulmanas, el cardenal Murphy-O’Connor afirmó que sería duro rechazar que la comunidad islámica no tenga derecho a sus propias escuelas. No obstante, añadía que el gobierno está justificado para asegurar que tales instituciones inculcan los valores cívicos y sociales enseñados en otras escuelas.
Presiones económicas
Los colegios católicos en Estados Unidos también están sufriendo presiones, de naturaleza económica. En su reunión de junio los obispos de Estados Unidos aprobaron un documento titulado: «Renovar nuestro Compromiso con las Escuelas Elementales y Secundarias Católicas en el Tercer Milenio». El texto afirma la necesidad de ofrecer a «los futuros líderes nuestra Iglesia» una educación católica, pero admitía que hay muchos desafíos a la hora de llevar a cabo este fin.
El documento citaba el informe estadístico anual de la Asociación Nacional de Educación Católica. El informe contaba 7.799 escuelas elementales y secundarias católicas en Estados Unidos, con una inscripción de 2,4 millones de estudiantes. Estas instituciones suman casi el 30% de todas las escuelas privadas y religiosas del país, y cuentan con el 48% de los estudiantes en estas instituciones.
Desde 1990, la Iglesia en Estados Unidos ha abierto más de 400 nuevas escuelas, pero ha cerrado muchas otras, dando como resultado un descenso de cerca 850 instituciones católicas. Casi todas las pérdidas se cuentan en áreas urbanas, del interior de la ciudad, y en zonas rurales. El número de estudiantes también ha bajado. Las escuelas católicas crecieron en los noventa, pero desde el 2000 han perdido 170.000 estudiantes.
El documento precisaba el valioso papel jugado por las escuelas católicas, especialmente para los estudiantes de las familias más pobres y los grupos minoritarios. Las escuelas católicas tienen una tasa de abandono de estudios (3,4%) más baja que las escuelas públicas (14,4%) y otras privadas (19%). Y el 99% de los estudiantes de institutos católicos se gradúan, con 97% estudiando de alguna forma en la educación post-secundaria. Los estudiantes de escuelas católicas también suman buenas calificaciones en los exámenes, sobrepasando los estándares establecidos por las agencias federales y estatales.
Estos datos se han visto reforzados en un informe hecho público el pasado diciembre por la agencia federal del gobierno, el National Center for Education Statistics (NAEP). El informe, «Student Achievement in Private Schools: Results From NAEP 2000-2005», encontró que los estudiantes de grados 4, 8 y 12 en todos los tipos de escuelas privadas tenían unos resultado medios mejores en lectura, matemáticas, ciencias y redacción que sus contrapartes de las escuelas públicas.
El cardenal de Chicago, Francis George, se expresó recientemente críticas sobre la falta de financiación pública para las escuelas católicas. Hablando al equipo editorial del periódico Chicago Tribune, el cardenal observó que un tercio de los estudiantes de las escuelas católicas de la ciudad no provenían de familias católicas.
El arzobispo afirmó que ayudar a estas escuelas con fondos públicos sería un gran acierto, informó el Tribune el 12 de enero. Si las escuelas católicas cierran, sostenía el cardenal George, las escuelas públicas de algunos de los barrios más pobres de Chicago se masificarían. En el 2002 la archidiócesis se vio forzada a cerrar 14 escuelas, y otras 18 el año pasado. Todavía existen 258 escuelas elementales e institutos.
También se enfrentan a desafíos las escuelas católicas de Boston. En los últimos cuatro años, la Iglesia se ha visto forzada a cerrar 21 escuelas, quedándose en 153, según un reportaje del 18 de noviembre de Associated Press.
Parte del problema reside en los cambios de población. Dos tercios de las escuelas de la archidiócesis se localizaban en el centro de la ciudad, pero sólo un tercio de los católicos vive allí, tras haberse trasladado gradualmente a los suburbios en las últimas décadas.
Señales de esperanza
En Australia, en contraste, las escuelas privadas y católicas siguen experimentando un fuerte crecimiento. En el estado más poblado, Nueva Gales del Sur, los pronósticos estiman que, para el 2010, las escuelas independientes educarán al 17,5% de 1,1 millón de estudiantes del estado, cerca del 18,8% proyectado para las católicas. Estos datos aparecieron en el Sydney Morning Herald el pasado 27 de septiembre. Las escuelas católicas en el estado educan actualmente al 18,1% de todos los estudiantes. Desde 1996, se han abierto en Nueva Gales del Sur más de 80 escuelas privadas.
En general, las escuelas católicas en Australia en los últimos 30 años han contado con un índice de inscripciones de entre el 19% y el 21%. Esto en medio de una gran competencia de educación privada de escuelas anglicanas y privadas no religiosas. Las escuelas islámicas también están creciendo, con núme
ro de estudiantes por encima del 11% cada año en el periodo 1996-2003.
Las escuelas católicas también están jugando un papel vital en muchas naciones en desarrollo. Anna Tibaijuka, directora ejecutiva del programa Hábitat de las Naciones Unidas, elogió el compromiso católico por la educación en África, informó el 12 de octubre la agencia de noticias Fides.
Estas declaraciones las realizó durante una ceremonia de graduación el 7 de octubre en la Universidad Católica de África del Este. Muchos líderes políticos y del sector privado africanos han sido educados en escuelas católicas, observaba.
Según Fides, el número de escuelas católicas en África es el siguiente: 11.538 guarderías con un millón de niños; 31.586 escuelas primarias con 11,6 millones de estudiantes; 8.229 escuelas medias e institutos con 2,6 millones de alumnos; y un número sin especificar de universidades católicas con 52.797 estudiantes. Números esperanzadores para un continente con necesidad de ayuda.