«La comunidad internacional no ha creado programas para facilitar el retorno de los refugiados croatas a sus regiones de origen», denunció el prelado en declaraciones al Secretariado Internacional de «Ayuda a la Iglesia Necesitada» el miércoles pasado.
«No hay igualdad entre los grupos étnicos de serbios, musulmanes y croatas. Los serbios y musulmanes reciben el apoyo de la comunidad internacional, pero los croatas católicos están siendo discriminados en los ámbitos económico, cultural y político. No puede haber una solución entre dos grupos étnicos a costa de un tercero» , alertó, según cita un comunicado del organismo.
De acuerdo con el cardenal Puljic, antes de la guerra había más de 220.000 católicos en lo que en la actualidad es la República Serbia: «Tan sólo unos 10.000 han regresado hasta ahora. Y en la archidiócesis de Sarajevo había unos 528.000 católicos antes de la guerra, mientras que ahora su número ha quedado reducido a unos 215.000».
El purpurado insistió en la necesidad de justicia e igualdad: «Resulta imposible establecer una democracia sobre la base de unos principios antidemocráticos. Y no hay otro camino que el diálogo, porque la alternativa sería la guerra».
Añadió que «lo que necesitan los católicos de mi país es un apoyo político que permita instaurar la igualdad para todos los ciudadanos», e hizo hincapié en que debido a esta situación «la Iglesia en Bosnia y Herzegovina no puede sobrevivir sin la ayuda del extranjero».
Tras las tormentosas vicisitudes bélicas que siguieron a la declaración de independencia, en 1992, de la República Federativa Socialista Yugoslava, Bosnia y Herzegovina ha quedado constituida en dos entidades que se reparten el territorio a la mitad, dotadas cada una de su propio Parlamento y Gobierno: la Federación Croata-musulmana –guiada por un presidente y un vicepresidente alternativamente croata y musulmán– y la República serbobosnia.
Las dos entidades comparten un órgano legislativo central formado por la Cámara de Representantes y la Cámara de los Pueblos, y una presidencia colectiva integrada por tres miembros.
Esta fórmula respeta los acuerdos de paz firmados en 1995 en Dayton, que pusieron punto final a la feroz guerra civil.
Desde el final del conflicto bélico «Ayuda a la Iglesia Necesitada» colabora con la Iglesia Católica en Bosnia, sobre todo a través de la construcción y reconstrucción de templos destruidos durante el conflicto.
Tan sólo en la diócesis de Banjaluka se vieron afectados por la guerra 35 templos parroquiales, 48 iglesias, 42 capillas, 40 casas parroquiales, 7 conventos y 32 cementerios.
El padre Werenfried Van Straaten (1913–2003) fundó en 1947 esta obra de Derecho Pontificio para apoyar a cristianos perseguidos y necesitados. Cuenta actualmente con filiales en diecisiete países. En su sede internacional de Königstein (Alemania) se financian anualmente unos diez mil proyectos presentados por sacerdotes, religiosos y obispos de más de 130 países del mundo.
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