LUGANO, 21 abril 2002 (ZENIT.org).- El presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de Rusia, el arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz, desde Lugano (Suiza), ha hecho esta declaración traducida por la agencia Fides.
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Los acontecimientos de los últimos meses están mostrando que se está actuando una campaña organizada contra la Iglesia católica en Rusia.
Ayer [19 de abril], en el aeropuerto Sheremetjevo-2 de Moscú, a monseñor Jerzy Mazur, obispo ordinario de la Diócesis de San José en Irkutsk, se le retiro el visado, válido hasta enero de 2003, sin que le explicara el motivo. Puesto que era ciudadano polaco, él se había dirigido en repetidas ocasiones a las autoridades con el objetivo de obtener la ciudadanía rusa, o al menos el permiso de residencia, pero siempre se le había rechazado. Hace dos semanas se ha retirado el visado a un sacerdote italiano en análogas circunstancias. Los sacerdotes extranjeros encuentran cada vez mayores dificultades para cumplir sus compromisos pastorales.
Similares actuaciones de los representantes del Estado se han dirigido sobretodo contra ciudadanos rusos de fe católica que se quedan sin sus pastores, y ahora incluso sin el obispo.
Los católicos rusos se preguntan: ¿Quién será el próximo? ¿Cuánto durará esto? ¿Son válidas también para ellos las garantías constitucionales de libertad de conciencia y el derecho a tener pastores propios, incluido el derecho a invitarlos del extranjero, pues no se puede olvidar que durante 81 años se ha le impidió a la Iglesia católica en Rusia la posibilidad de formar y ordenar sacerdotes propios? ¿Es cierto que el Estado los considera ciudadanos de segunda categoría? ¿Están volviendo los tiempos de las persecuciones por la fe? ¿Dónde acabarán los católicos de nuestro país?
Ha suscitado particular decepción el silencio con el que han respondido las organizaciones rusas e internacionales para la defensa de los derechos humanos, llamadas a defender los derechos de las minorías religiosas, y la ausencia de reacciones de parte del Poder Judicial, cuya tarea es controlar que las leyes sean respetadas. La única excepción hasta el momento ha sido la sección rusa de la Asociación Internacional para la Libertad de Conciencia.
La expulsión de un obispo católico, que no ha infligido ninguna ley vigente, sobrepasa todos los límites imaginables de las relaciones civiles entre el Estado y la Iglesia.
Con sentimientos de grave preocupación, nosotros expresamos nuestra firme protesta ante las violaciones de los derechos constitucionales de los católicos rusos. La Conferencia de Obispos Católicos de la Federación Rusa se dirige a los órganos del poder estatal de la Federación Rusa, y sobretodo al presidente Vladimir Putin, en calidad de garante de la Constitución, a los órganos del Poder Judicial, a las organizaciones rusas e internacionales para la defensa de los derechos del hombre y a la colectividad, para hacerles un llamamiento al restablecimiento de la justicia, a la defensa de la libertad religiosa y a no permitir la discriminación de los católicos rusos.
Arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz
Metropolita de Moscú
Presidente de la Conferencia de los Obispos católicos de Rusia
Moscú – Lugano, 20 de abril de 2002