El Papa destaca el ecumenismo de los mártires al beatificar a tres búlgaros

Estuvo presente el metropolita ortodoxo de Plovdiv, Arsenij

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PLOVDIV, 26 mayo 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II culminó este domingo su visita a Bulgaria beatificando a tres mártires búlgaros ejecutados por los comunistas en 1952.

La plaza Alexander Battenberg, en pleno centro de Plovdiv, la ciudad con el mayor número de católicos del país, se convirtió en el escenario de la misa de beatificación en la que participaron unas 25 mil personas, entre los que había ortodoxos y musulmanes.

Era particularmente significativa la presencia en la eucaristía del metropolita ortodoxo Arsenij de Plovdiv, quien acogió al Papa dirigiéndole emotivas palabras sobre «la unión de las Iglesias en Cristo».

El altar se encontraba cerca de un edificio que en el pasado era sede del Partido Comunista en la ciudad.

Los tres nuevos beatos búlgaros, religiosos agustinos de la Asunción, son Kamen Vitchev (1893-1952), Pavel Djidjov (1919-1952) e Josaphat Chichkov (1884-1952).

Fueron fusilados en la prisión de Sofía en la noche entre el 11 y el 12 de noviembre, tras ser acusados de ser «espías de los servicios secretos del Papa y del imperialismo».

Junto a ellos también fue martirizado el obispo Eugenji Bossilkov, pasionista, quien fue beatificado por el Papa en 1988.

Los asuncionistas, congregación fundada en 1845 en Francia por el padre Emmanuel d´Alzon llegaron a Bulgaria en 1863 a petición de Pío IX para promover las relaciones con la Iglesia ortodoxa de Bulgaria, país que en aquella época estaba todavía bajo la ocupación turca.

En su homilía en búlgaro de la que leyó algunos pasajes un sacerdote, Juan Pablo II subrayó el carácter ecuménico de los mártires del cristianismo búlgaro.

«Siento el deber de rendir homenaje a la memoria de los demás confesiones de la fe, hijos de la Iglesia ortodoxa, que bajo el mismo régimen comunista sufrieron el martirio», afirmó.

«Esta contribución de fidelidad a Cristo ha unido a las dos comunidades eclesiales en Bulgaria hasta el testimonio supremo. Esto tendrá necesariamente también un alcance y una elocuencia ecuménicos», dijo.

«El ecumenismo de los santos, de los mártires, es quizá el más elocuente. La comunión de los santos habla con una fuerza mayor que los factores de división», afirmó.

Los participantes, entre los que había algunos ortodoxos, respondieron con gritos como «¡Santo Padre, estamos contigo!» o «¡Virgen Santa, gracias por nuestro Papa!».

Tras almorzar con los obispos católicos de Bulgaria, Juan Pablo II se encontró en la catedral de Plovdiv, dedicada a San Luis de los Franceses, con «el futuro de Bulgaria», como él dijo, los jóvenes que llenaban hasta los topes el templo.

Puso punto final al viaje internacional número 96 de estos casi 24 años de pontificado al despedirse de Bulgaria en el mismo aeropuerto de Plovdiv.

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ZENIT Staff

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