ROMA, 28 mayo 2002 (ZENIT.org).- Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha lanzado duras acusaciones a la diócesis colombiana de Quibdó, en Chocó, tras la masacre de más de 120 civiles que tuvo lugar en la iglesia de Bellavista (Boyacá) por una bomba lanzada por ese grupo guerrillero.
En un comunicado llegado este a la agencia misionera Misna, el Frente «José María Córdova» de las FARC ataca sin medias tintas a la diócesis de Quibdó y a su labor de caridad realizada a través de la Comisión Justicia y Paz y a la Asociación Campesina Integral para el Atrato (ACIA).
«La ACIA, que dice representar los intereses de las comunidades indígenas y afroamericanas, no es otra cosa que la extensión del proselitismo de la Iglesia –dice el comunicado de la guerrilla–. Para tener una libra de azúcar hay que probar que se es católico, apostólico y romano, además de pertenecer al partido conservador o al liberal».
La réplica de la diócesis de Quibdó está contenida en otra nota en la que se replica punto por punto a las acusaciones, suscrita también por la ACIA y la Comisión Justicia y Paz.
«Efectivamente, como ustedes afirman, nosotros no somos neutrales –afirma la nota de diócesis–, porque hemos elegido apoyar a las víctimas del conflicto social y armado que vive nuestro país».
«Como ya hemos escrito en nuestra carta pastoral en 2000 –añade la nota–, «la diócesis se pone al lado de las víctimas y a ellas se dedican nuestras palabras y nuestro trabajo». Por esto, desde cuando se inició el bloqueo socio-económico de la región del Atrato, en diciembre de 1996, con las incursiones paramilitares y las continuas acciones de restricción de géneros alimentarios, combustible, medicinas por parte de la fuerza pública, así como las perpetradas en abril por las FARC, no hemos dejado de denunciar las responsabilidades de todas las partes».
«Del mismo modo –concluye–, hemos denunciado que en Boyacá han muerto 120 civiles a causa de una bomba lanzada por las FARC contra la iglesia de Bellavista, así como las responsabilidades de los paramilitares que han usado a los civiles como escudos humanos, y del estado por sus omisiones y por no haber dado escucha a las alarmas lanzadas antes de la masacre».
La diócesis de Quibdó aprovecha la ocasión para condenar el ataque perpetrado por las FARC en 22 de mayo pasado, en Santa Cecilia-Risaralda, contra un vehículo de su propiedad que transportaba a un grupo de misioneros.