Albania: Una vida entera luchando contra la ley de la venganza de sangre

El franciscano Dionis Maka ha logrado 117 reconciliaciones

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SCUTARI, 18 julio 2002 (ZENIT.orgAvvenire).- En las montañas del norte de Albania, está vigente todavía un antiguo código, las leyes del Kanun, que prevén la venganza de la sangre con la sangre. El padre Dionis Maka, un franciscano de 92 años, ha dedicado toda su vida a negociar con los habitantes de la zona para evitar esta peculiar ley del talión y muchas desgracias.

En las aldeas comprendidas entre Scutari, Dukagjini y Lezhe, según el «código de las montañas», la «sangre no queda nunca sin venganza» (artículo 128) y «el homicida cae en la venganza de la sangre» (artículo 125).

Desde 1939, cuando logró salvar la primera vida, el padre Dionis Maka se las ingenia para evitar que las venganzas se cumplan. Desde entonces, el franciscano ha logrado 117 reconciliaciones, procurando dar un rodeo a las medidas previstas por el Kanun y aprovechando algunas garantías que el mismo código establece

El artículo 4 dice que «la persona del párroco es inviolable» y que «el sacerdote no está sometido a la ley de la sangre». Ha sido la gran excusa del franciscano.

El procedimiento que ha utilizado para esquivar el Kanun se basa, a veces, en la compensación en bienes, recurriendo incluso a la entrega de cabezas de ganado para reconciliar a las familias. Otras veces, usa palabras de amor inspiradas en Evangelio.

«En este triángulo del Kanun –explica el franciscano–, hay que moverse siempre con gran discreción para no chocar con mentalidades consolidadas. Antes de acercarme a las familias, en el intento de reconciliarlas por un homicidio que una de las dos ha sufrido, trato de saber qué familia es, quién es el homicida, quiénes son los amigos. Me acerco a ellos uno a uno y les pido si están dispuestos a ayudarme. Llamo a la puerta de sus casas. Gracias a Dios nunca me han rechazado».

La reconciliación es posible, según las mismas normas de la ley, si los hombres que han matado van a pedir perdón y si los ofendidos aceptan su ofrenda: doce bueyes por una persona asesinada. Pero en la práctica esto sucede pocas veces porque la gente de las montañas es demasiado orgullosa para pedir perdón o para llegar a un acuerdo.

«El Kanun es profundamente antievangélico y antijurídico –concluye el franciscano–. No es casualidad que en Albania, cuando ha tenido un Estado fuerte, capaz de hacer valer las propias leyes, el recurso al Kanun haya disminuido».

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ZENIT Staff

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