Monseñor Emilio Aranguren, obispo de la diócesis de Holguín durante la presentación

Monseñor Emilio Aranguren, obispo de la diócesis de Holguín durante la presentación (Foto cortesía Araceli Guibert)

Claves para vivir en una Cuba cada vez más plural

La directora general de la Institución Teresiana pide desarrollar un pensamiento crítico, para discernir lo que pueda ser mejor para este momento histórico

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En su primera visita a Cuba y dirigiéndose a un grupo de católicos cubanos de la Diócesis de Holguín, la directora general de la Institución Teresiana, Maite Uribe Bilbao, les invitó a vivir de manera actualizada su responsabilidad bautismal en medio de una sociedad en cambio y subrayó varios aspectos importantes en su formación.

Durante la conferencia en Holguín

Durante la conferencia en Holguín

Cuba enfrenta un futuro que será cada vez más plural, tanto en la sociedad como en la Iglesia”, indicó. Este futuro pondrá a prueba a sus ciudadanos y a nuestras comunidades” dijo, invitándoles a formarse con una antropología actualizada “que pueda acompañar a otros en actitudes importantes en estos momentos”.
Estas actitudes, dijo, incluyen: «la capacidad de pensar por ustedes mismos, sin dejarse llevar por presiones, ni por modas»; «la capacidad de desarrollar un pensamiento crítico, para tomar iniciativas, para discernir lo que pueda ser mejor para este momento histórico «y «la capacidad de acompañar el pluralismo y la diversidad, pero siempre a partir de una postura personal y de una identidad clara». Con todo ello poder llenar de contenido el vacío de valores que pueda darse en la sociedad de hoy.
La directora visitó la Isla para conocer de primera mano la colaboración que miembros de la Institución Teresiana realizan en la Diócesis de Holguín en la formación de educadores, de comunicadores y de laicos en teología. Durante el encuentro en el Centro de Formación Laical San Arnoldo Janssen, de la diócesis, señaló como otra actitud importante tener una formación espiritual sólida con una vida interior que “les ayude a vivir la reconciliación y el perdón desde la amistad con Jesús”. Se trata de una espiritualidad que “permita acompañar las diferentes sensibilidades en la experiencia de la fe, vivida por diversidad de generaciones, de culturas”.
Les invitó a “desarrollar un sentido de pertenencia a la Iglesia basado en la responsabilidad y la comunión”. Recordó el estilo del papa Francisco “que busca en las periferias a las personas excluidas, al margen, desde nuestra mirada creyente y nuestra amistad con Jesús”.
En su conferencia del sábado 13 de febrero, recordó que la Iglesia cubana celebraba en este mes de febrero el 30 aniversario del Encuentro Nacional Eclesial Cubano, que en 1986 había sido preparado por varios años de reflexión en todas las comunidades de católicos en la Isla y produjo un documento que ha marcado la vida de la Iglesia cubana desde entonces. Hizo notar que se dan profundas coincidencias entre los compromisos de la Iglesia cubana de entonces.  Es decir, ser Iglesia encarnada, orante y misionera y la espiritualidad que san Pedro Poveda quiso para los miembros de la Institución Teresiana: una obra comprometida en hacer dialogar la fe con la cultura, desde un talante orante y misionero, inspirado en el espíritu dialogante y contemplativo de santa Teresa de Jesús.
Juntad a vuestra fe, virtud y a la virtud ciencia” escribía san Pedro Poveda en 1931 dirigiéndose a los miembros. “El espíritu es lo primero en nuestra Obra… pero con el espíritu pongo yo la ciencia y considero que espíritu y ciencia es la forma sustancial de la Institución. Ambas cosas virtud y ciencia han de ser sólidas y robustas”.
Maite Uribe destacó estos aspectos a partir de sus contactos con los laicos de los 30 países en los que viven y trabajan los miembros de la Institución Teresiana. Compartió algunas de sus vivencias en África, Asia, América y Europa y a modo de conclusión hizo referencia a la figura de san Pedro Poveda ( 1874-1936) y a la del sacerdote cubano padre Félix Varela Morales, (1788-1853) hoy venerable, quien como Poveda fue sacerdote diocesano comprometido, educador, profesor de seminario y escritor.
Ambos vivieron el momento presente de manera encarnada”, indicó. Poveda en los asuntos educativos que en su época ocupaban el quehacer y debate político y Varela, en la acción política que ponía en juego el futuro independiente de la nación.
Recordó que de ambos se conservan muchos escritos. Poveda escribió prolijamente para formar a las jóvenes que llevaban adelante su Obra, la Institución Teresiana. Varela, en Nueva York, seguía pensando en Cuba y en formar los valores cívicos de sus antiguos estudiantes, enseñándoles a ‘bien pensar’ , creando en ellos la conciencia de la identidad nacional y cultural de la Isla y alimentando el sueño de una patria libre y soberana.
Para sus interlocutores cubanos eran bien conocidas las Cartas a Elpidio, del padre Varela, en las que el autor se dirige a su interlocutor Elpidio, de “Elpis», que en la etimología griega, significa esperanza y le dice: dile tú, Elpidio, (esperanza) a la juventud…: “Diles que ellos son la dulce esperanza de la patria, y que no hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad”.
Maite Uribe recordó que durante el reciente encuentro del papa Francisco con los jóvenes delante del Centro Cultural Varela de la Arquidiócesis de la Habana, les invitó a soñar y a vivir la cultura del encuentro para alcanzar “la dulce esperanza de la Patria”.
Les decía a los jóvenes cubanos «¿Eh? ábrete y sueña, sueña que el mundo contigo puede ser distinto. Cada uno a veces sueña cosas que nunca van a suceder. Pero suéñalas, deséalas, busca horizontes, ábrete, ábrete a cosas grandes?».
Para Maite Uribe la analogía era clara. En 1933 la España de Pedro Poveda vivía momentos de cambio en los que las organizaciones juveniles se convertían en protagonistas de los acontecimientos más radicalizados del país. El sacerdote anima a la juventud de la IT a no quedarse de brazos cruzados.

El Archivo de la Institución conserva el guión de un encuentro de Pedro Poveda con los jóvenes en septiembre de ese mismo año.

Me preguntáis ahora ¿qué podéis hacer? Vosotras podéis conquistar el mundo, ni más ni menos… Pero aún hay más, ¿quiénes hicieron esta Obra tan grande? ¿Quiénes vencieron las dificultades magnas de esta magna empresa? ¿Quiénes propagaron la Obra –la Institución Teresiana- Los jóvenes. Si fuerais vosotros como ellos, no habría ya nada por conquistar. Vosotros habéis venido a la Obra cuando ya estaba hecha, venís a recoger frutos, a vivir la vida que otros dejaron. Me preguntáis otra vez qué podéis hacer ¡Oh! Juventud arma poderosa, brazo casi omnipotente, ¡fuerza del mundo! Dad gracias a Dios porque jóvenes os trajo a representar los intereses sagrados. Somos jóvenes todo lo bueno podemos”.
A quienes le escuchaban, durante su conferencia en Holguín, y recordando a estas dos figuras, la directora les dijo: “ustedes, jóvenes de corazón y laicado diocesano me atrevo a repetir con san Pedro Poveda y con el padre Félix Varela…
«Ustedes llegaron a esta Iglesia a esta patria a recoger frutos, a vivir la vida que otros dejaron. ¿Qué pueden hacer? Son arma poderosa, brazo omnipotente, fuerza del mundo. Den gracias a Dios por ser jóvenes y porque Dios les trajo a representar los intereses sagrados… Son jóvenes, todo lo pueden«.
Fórmense bien y no olviden que “ustedes son la dulce esperanza de la patria”.

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Araceli Cantero Guibert

Ha publicado extensamente sobre el acontecer de la Iglesia en Cuba en los últimos 35 años. En la actualidad, colabora con la Diócesis de Holguín en la formación de los laicos y documenta en texto e imagen la vida de la Iglesia. Sus videos pueden verse en el canal de la Diócesis de Holguín

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