Ecografía (Wikicommons)

La historia de Abby, ex trabajadora de Planned Parenthood, que ahora es pro-vida

Se ha vuelto una defensora de los niños que están por nacer tras ver con ultrasonido al feto que se defendía para no ser abortado

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(ZENIT – Roma).- La estadounidense Abby Johnson, hoy militante pro-vida después de haber sido durante años directora de una clínica abortista, cuenta su itinerario en un reciente libro editado por Ignatius The Walls are Talking – Former Abortion Clinic Workers Tell Their Stories (Las paredes hablan. Los ex trabajadores de una clínica abortista cuentan sus historias).
La señora Johnson inició su carrera en la clínica Bryan, en Texas, de la Planned Parenthood, empresa que se hizo famosa después de la publicación de algunos vídeos que revelan la venta de órganos de fetos abortados.
Ascendió rápidamente en la empresa, logrando en seis años ser la directora, tras haber recibido varios premios como ‘empleada del año’ y reconociendo su esfuerzo por el ‘derecho’ de las mujeres a ser ‘dueñas del propio cuerpo’. La clínica en la que trabajó, explica, fue una de las más grandes de occidente. Y añade que en la estructura médica se realizaban hasta 75 abortos por día, seis días a la semana.
En el 2009 tuvo que asistir a un aborto guiado por ultrasonidos, para ayudar a un médico. Se trataba de la 13° semana de embarazo de la paciente. La señora Johnson recuerda la lucha del niño para que no lo mataran. El modo que ella define “inhumano” con el cual el pequeño fue extraído del vientre materno le dejó un recuerdo indeleble.
“Me quedaba claro que el feto sentía el instrumento, y que no sentía gusto ante lo que sucedía. Después la voz del médico rompió el silencio: ‘Enciende Scotti’ le dijo a la enfermera, para que encendiera el aspirador.
Ella creía que trabajaba para una empresa que tenía como objetivo prioritario no el de practicar abortos sino prevenir las interrupciones de embarazo a través de una oferta de ‘salud reproductiva’. “Pienso que -prosigue- la mayor equivocación de la Planned Parenthood es que diga que los abortos realizados son un pequeño porcentaje de los que realmente se realizan, o sea el 3 por ciento del total, pero sabemos que hace 335 mil abortos cada año. Esta cifra no corresponde al 3 por ciento”.
La experiencia vivida llevó a la señora Johnson a cambiar su opinión sobre aquellas personas que se juntaban delante de las clínicas para la que trabajaba. Personas que protestaban o rezaban a favor de la vida que nacía.
Ahora se ha unido a ellos. Viaja por Estados Unidos para promover los derechos de quienes no pueden hacerlo porque son niños en el vientre materno.
Por ello ha fundado una asociación con el nombre “Los diez pequeños indios”, tomado de una novela de Agatha Christie. Su objetivo es ayudar a los trabajadores de las clínicas abortistas a abandonar su trabajo, para ayudarles a salir de los abismos del mal.

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Federico Cenci

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