ROMA, 6 septiembre (ZENIT.org).- ¿Por qué ha publicado la Santa Sede la declaración «Dominus Iesus», presentada ayer a la prensa por el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, en la que se recuerda el carácter único y universal de la salvación en Cristo y su Iglesia?
Monseñor Francesco Lambiasi, obispo de Anagni-Alatri y presidente de la Comisión de los obispos italianos para la doctrina de la fe, ha respondido, en declaraciones al diario «Avvenire», a esta pregunta.
«La declaración llega como anillo al dedo –comenta–, porque mientras el Papa y toda la Iglesia están celebrando un año santo sobre la verdad fundamental del cristianismo, algunos teólogos aquí y allá, en diferentes rincones del mundo, tienden a olvidarlo. Por eso, es justo ser claros y evitar que los fieles se desorienten ante ciertas posiciones».
«En occidente –añade monseñor Lambiasi– vivimos aún más el peligro que deriva del clima cultural dominante, marcado por el relativismo y la indiferencia. Es indudable que en tiempos del «pensamiento débil», la Iglesia debe recordar que sólo en el nombre de Jesús hay salvación».
Ante los interrogantes de quien considera que estos peligros podrían constituir una piedra en el camino ecuménico, monseñor Lambiasi precisa que no considera que exista esta posibilidad: «Si bien hay algún teólogo que entiende el diálogo entre las religiones como un tratamiento diplomático (como Hans Küng), el documento confirma muy oportunamente que sólo una clara y sólida conciencia de la verdad permite este diálogo. El diálogo implica igualdad de dignidad entre las personas. Pero no igualar los contenidos doctrinales».
Ante las acusaciones de quienes dicen que la declaración implica un paso atrás, monseñor Lambiasi añade: «Una lectura más tranquila del documento permitirá comprender la intención profunda, que no es la de dar un paso atrás en el diálogo ecuménico, sino por el contrario un paso adelante. Basta ver cuántas veces se citan los documentos del Concilio Vaticano II en la declaración. Estoy seguro de que, una vez pasado el momento de las reacciones del primer momento, emergerá con claridad la fidelidad al Concilio».