En presencia de las máximas autoridades del país, Errázuriz, llamó al Gobierno y a todos los chilenos a propiciar en el país una actitud de diálogo y de confianza.
Asimismo expresó la preocupación de los obispos y de la Iglesia católica por la frustración que en la ciudadanía provocó el rebrote de querellas del pasado tras el desafuero del senador vitalicio Augusto Pinochet, haciendo retroceder todo lo que se había avanzado en la llamada «Mesa de Diálogo» por lograr los primeros juicios consensuados en torno al tema de las violaciones a los derechos humanos, así como el reconocimiento de sectores políticos sobre su cuota de responsabilidad en los hechos que condujeron al quiebre de la institucionalidad democrática.
Los juicios del prelado fueron ampliamente compartidos por representantes de todos los sectores, comenzando por el presidente Ricardo Lagos, quien afirmó que interpretó muy bien los deseos de Chile y del alma profunda del país.