CIUDAD DEL VATICANO, 23 febrero 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha convocado para el próximo 5 de marzo, Miércoles de Ceniza, una jornada de oración y ayuno por la paz, especialmente en Oriente Medio.
«Desde hace meses la comunidad internacional vive con gran aprensión por el peligro de una guerra que podría turbar a toda la región de Oriente Medio y agravar las tensiones ya presentes por desgracia en este inicio de milenio», reconoció el Papa este domingo a mediodía al explicar los motivos de su decisión.
Hizo público el anuncio antes de rezar la oración mariana del «Angelus» junto varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
«Es un deber para los creyentes, independientemente de la religión a la que pertenezcan, proclamar que nunca podremos ser felices los unos contra los otros; el futuro de la humanidad nunca podrá asegurarse con el terrorismo y la lógica de la guerra», siguió explicando.
«Nosotros, los cristianos en particular, estamos llamados a ser los centinelas de la paz, en los lugares en los que vivimos y trabajamos –aclaró el obispo de Roma–. Es decir, se nos pide que vigilemos para que las conciencias no cedan a la tentación del egoísmo, de la mentira y de la violencia».
Por este motivo, invitó «a todos los católicos a dedicar con particular intensidad la jornada del próximo 5 de marzo, Miércoles de Ceniza, a la oración y al ayuno por la causa de la paz, especialmente en Oriente Medio».
«Ante todo, imploremos de Dios la conversión de los corazones y la amplitud de miras en las decisiones justas para resolver con medios adecuados y pacíficos las contiendas que obstaculizan la peregrinación en nuestro tiempo», dijo.
«En todo santuario mariano se elevará hacia el Cielo una ardiente oración por la paz con el rezo del Santo Rosario –siguió proponiendo el Papa–. Confío que también en las parroquias y en las familias se rece el Rosario por esta gran causa de la que depende el bien de todos».
«A esta invocación común se le acompañará el ayuno, expresión de penitencia por el odio y la violencia que contaminan las relaciones humanas», indicó el sucesor de Pedro.
«Los cristianos comparten la antigua práctica del ayuno con muchos hermanos y hermanas de otras religiones, que de este modo quieren desnudarse de toda soberbia y disponerse a recibir de Dios los dones más grandes y necesarios, entre los cuales y de manera particular el de la paz», añadió.
La convocatoria a la oración y al ayuna continúa con el maratón de encuentros y contactos emprendidos por el Papa y sus colaboradores para evitar el estallido de una guerra contra Irak y para tratar de acabar con la violencia en Tierra Santa.
En los últimos días ha recibido en el Vaticano, entre otros, al primer ministro británico, Tony Blair; al secretario general de la ONU, Kofi Annan; al viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, y al ministro de Exteriores de Alemania y presidente de turno del Consejo de Seguridad de la ONU, Joshka Fischer.
Asimismo envió a Irak al cardenal Roger Etchegaray para encontrarse personalmente con Sadam Huseín y con la comunidad católica local.