GULU, 21 mayo 2003 (ZENIT.org).- Los líderes religiosos del norte de Uganda se pronunciaron el martes con firmeza contra la continua violencia de los rebeldes del «Ejército de Liberación del Señor» (LRA) y el secuestro que llevaron a cabo de 41 seminaristas.
La «Iniciativa para la Paz de los Líderes Religiosos Acholi» (ARLPI) –en un comunicado recibido en la agencia Misna— condenó «duramente las constantes atrocidades cometidas por los rebeldes del LRA contra la población de los distritos Acholi del norte de Uganda».
«En particular, condenamos el reciente secuestro de los estudiantes del seminario menor de Lachor y os pedimos una vez más en nombre del Señor que os detengáis», se lee en la nota de ARLPI, la organización interreligiosa que en los últimos meses ha mediado entre gobierno y rebeldes para hallar una solución pacífica a la guerra que desde hace 16 años convulsiona el norte del país.
«Os rogamos también que liberéis a todos los muchachos que permanecen aún en vuestras manos y que mostréis con gestos positivos que estáis dispuestos a alcanzar una solución pacífica al conflicto», se lee en el documento firmado por el presidente de ARLPI, monseñor John Baptist Odama, arzobispo de Gulu.
Un número sin determinar de «olum» –«hierba» en lengua acholi, es el nombre que reciben los hombres del LRA– irrumpieron el 11 de mayo en el seminario menor de Lachor (archidiócesis de Gulu) y secuestraron a una cuarentena de jóvenes seminaristas de 12 a 18 años de edad sin que el ejército del gobierno opusiera resistencia.
Sólo cuatro de los desaparecidos han conseguido regresar. Del resto, se ignora su paradero, si bien se cree que han sido divididos en pequeños grupos y que serán obligados a enrolarse en la guerrilla, objetivo de los múltiples secuestros que registra la región.
El «Ejército de Resistencia del Señor» lucha contra el gobierno por la creación de un Estado basado en la observancia de pretendidos conceptos «bíblicos». Para alcanzar este objetivo, sin embargo, no dudan en emprender acciones criminales contra la población civil sembrando la inseguridad y la muerte en los distritos del norte de Uganda.