La arquidiócesis brasileña de Olinda y Recife se reunirá el próximo 3 de mayo en la catedral de Olinda, para celebrar la apertura oficial del proceso de beatificación del arzobispo brasileño Helder Cámara. Lo indicó este miércoles la Curia metropolitana de Olinda y Recife, en una conferencia de prensa, presidida por el arzobispo Fernando Saburido, quien celebrará la misa.
El arzobispo fallecido en 1999 recibió el título de “Siervo de Dios”, al emitir la Congregación para la Causa de los Santos el parecer favorable para el inicio del proceso de beatificación.
Durante la Eucarísta, Mons. Saburido presentará a los miembros de la comisión jurídica responsable de reconocer las virtudes heroicas del arzobispo fallecido y también pedirá la intercesión de su alma. El tribunal, llamado «grupo de trabajo», estará compuesto por cinco miembros: un juez y un fiscal (ambos canonistas), un notario, un ayudante de notario y el cursor.
“Su objetivo es analizar los textos publicados por Don Hélder y escuchar a las personas que tuvieron contacto con el Siervo de Dios. También será crucial el desempeño de las comisiones históricas y teológicas; esta última todavía tiene que ser creada”, explicó el postulador de la causa de beatificación del prelado brasileño, fray Jociel Gomes.
El proceso, que va a ser iniciado próximamente, consta de diferentes partes que una vez completadas, como en todo proceso de canonización, llevan a ser considerado venerable, beato y santo, según se aprueben o menos las diversas fases. Comienza con la elaboración de diferentes documentos, se necesita la aprobación de las virtudes heroicas, se avanza a medida en que sean reconocidos los milagros por intercesión del siervo de Dios para la beatificación primero y un segundo milagro para la canonización.
Don Helder (Fortaleza, 1909 – Recife, 1999) se caracterizó por su intervención por la justicia social, así como por su condena de las dictaduras latinoamericanas. Ingresó en el seminario en 1923, y fue ordenado sacerdote en 1931, siendo trasladado en 1936 a Río de Janeiro, donde se preocupó por las condiciones de vida de los habitantes de las favelas.
Nombrado obispo auxiliar de Río en 1952, contribuyó decisivamente a fundar la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños, en estrecha colaboración con Monseñor Giovanni Montini (el futuro papa Pablo VI), por entonces secretario de estado del Vaticano. Desde su cargo de secretario general de dicho organismo, impulsó la creación de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM).
Tras ser nombrado arzobispo de Olinda y Recife en 1964, su actuación pública y sus intervenciones en la radio y la televisión, preconizando la reforma social, le acarrearon el acoso del régimen militar; fue calificado como el ‘obispo bermelho’, en 1968 su residencia fue ametrallada y un año después murió asesinado uno de sus colaboradores más cercanos.
Jubilado en 1984, tras cumplir 75 años, algunas de sus alocuciones y sermones sobre cuestiones sociales se publicaron con el título de Revolución en la paz (Revolução dentro da paz, 1968).
Doctor honoris causa por más de una docena de universidades, fue propuesto en diversas ocasiones para el Premio Nobel de la Paz.