BUENOS AIRES, 13 julio 2001 (ZENIT.org).- Los últimos conflictos debidos a la desocupación y a la grave crisis económica que afecta a Argentina han sido objeto de varias tomas de posición de diversos representantes de la Iglesia en el país hispanoamericano.
Ayer, el arzobispo de Paraná y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Estanislao Karlic, se reunió con el arzobispo emérito de Córdoba y presidente de la comisión episcopal de Pastoral Social, cardenal Raúl Francisco Primatesta. El secretario ejecutivo de la comisión de Pastoral Social, monseñor Ramón Staffolani, también participó en el encuentro, previsto desde la semana pasada y no celebrado a raíz de las medidas económicas dadas a conocer el 11 de julio. El tema principal de la reunión fueron los conflictos que se vienen sucediendo en Argentina y la cuestión social en su conjunto.
Por otra parte, el arzobispo de Santa Fe, monseñor Edgardo Gabriel Storni, sostiene que Argentina “se encuentra postrada, como nunca en su historia”. En un mensaje titulado «Ante la situación argentina», difundido ayer y firmado también por los responsables de su diócesis, indica que las medidas económicas anunciadas el 11 de julio “por el Poder Ejecutivo con facultades legislativas delegadas, muestran, una vez más, frente a la ausencia de un proyecto de país real, la ineptitud y la deshonestidad de tantos dirigentes para encontrar soluciones de fondo, en las que deben jugar lo tan mentado y tan postergado permanentemente: la honestidad del Estado y la justicia social. Es decir: lo ético”.
“Mientras tanto, según las medidas anunciadas -subraya el documento-, se sigue avasallando cruelmente a los sectores indebidamente más débiles e indefensos de nuestra sociedad: la familia, la niñez, los trabajadores, los jubilados y pensionados, enfermos… Acrecentando así el abismo existente entre las multitudes de pobres cada vez más pobres y la minoría de ricos cada vez más ricos”
“Lamentamos -acusa la diócesis de Santa Fe- que la estrechez de miras, los egoísmos personales y sectoriales y el abierto servilismo del Estado para con el imperio internacional de la usura, nos hayan llevado a este coloniaje total de la nación argentina, comprometiendo la suerte de las generaciones futuras”.
Y denuncian que los santafesinos, “recibimos en estos momentos de angustia argentina, una verdadera bofetada por quienes son sus representantes” porque “en complicidad con sucios intereses y espantosa frialdad de alma, pretenden legitimar lo ilegitimable: las casas de juego de azar con la cual se agregaría a la miseria existente la esclavitud del vicio, con una consecuente mayor postración moral”.
También los presbíteros del decanato Florencio Varela, de la diócesis de Quilmes, expresaron mediante un comunicado su “dolor y enorme preocupación frente al deterioro progresivo y acelerado de las condiciones de vida” de los pobladores de esta localidad del sur bonaerense y, además de llamar la atención de las autoridades -municipales, provinciales y nacionales-, convocaron a rezar junto a los que sufren.
Los sacerdotes quilmeños se comprometieron a favorecer “el derecho primario de ganar el pan de cada día que gran parte de nuestro pueblo varelense no puede ejercer”, y a oponerse a los “intereses egoístas e insensibles que castigan a miles de inocentes: presiones ilegítimas o del tipo mafioso” para manipular el precio del pan.
Manifestaron su alarma ante las reiteradas amenazas a panaderos de ese distrito que, según dicen, “coartan la libertad de precios y el derecho a venderlo por debajo de 1 peso por kilo, obligándolos a implementar un precio tope inaccesible para los pobres”. Como gesto reparador, los sacerdotes repartieron pan amasado por las distintas comunidades entre la gente más necesitada, durante la pasada celebración del Corpus Christi.
