Atentado en la catedral de Bagdad: el Papa clama paz para Oriente Medio

Mueren al menos 42 secuestrados, 5 mujeres, 7 niños y 2 sacerdotes

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 1 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Ante el sangriento atentado que tuvo lugar en la tarde de este domingo  en la catedral siro-católica de Bagdad, Benedicto XVI ha lanzado un apremiante llamamiento a la paz en Oriente Medio y ha exigido en este sentido la involucración de las instituciones nacionales e internacionales.

En el primer encuentro público con los fieles, el Papa alzó la voz para pedir «¡que todos unan sus fuerzas para que termine toda violencia!», y recordó que entre los fallecidos se encuentran dos sacerdotes.

Según un responsable del Ministerio del Interior de Irak, que habló bajo la condición de anonimato, el balance del atentado contra la catedral es de «42 secuestrados asesinados, de los cuales 5 mujeres y 7 niños, 56 heridos, entre los cuales 10 mujeres y 8 niños».

En el asalto, de las fuerzas de seguridad para liberar a los secuestrados, ha precisado esta misma fuente, «7 miembros de los servicios de seguridad han muerto y otros 15 quedaron heridos».

El ataque ha sido reivindicado por Internet por el grupo terrorista «Estado Islámico en Irak», que forma parte de la red de Al Qaeda. Según algunas fuentes, 5 terroristas murieron en el asalto, 8 sospechosos han sido detenidos.

Al dirigirse a mediodía a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro en la solemnidad de todos los santos, Benedicto XVI aseguró que reza «por las víctimas de esta absurda violencia, que es aún más feroz pues ha golpeado a personas inermes, reunidas en la casa de Dios, que es casa de amor y reconciliación».

Asimismo, el pontífice expresó su «afectuosa cercanía a la comunidad cristiana, que ha vuelto a ser golpeada», y alentó «a todos los pastores y fieles a perseverar en la fortaleza y en la firmeza de la esperanza».

«Ante los crueles episodios de violencia que siguen destrozando a las poblaciones de Oriente Medio, quisiera renovar por último mi apremiante llamamiento a la paz: es don de Dios, pero es también el resultado de los esfuerzos de los hombres de buena voluntad, de las instituciones nacionales e internacionales», exhortó.

Por Jesús Colina

 

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ZENIT Staff

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