CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 21 enero 2007 (ZENIT.org).- A pesar de su camino de sufrimiento, aún actual, la Iglesia en China experimenta el crecimiento numérico y la comunión –de casi todos sus obispos y sacerdotes- con la sede de Roma: a los católicos de ese país les escribirá Benedicto XVI una carta.
Así lo confirma un comunicado difundido el sábado por la Sala de Prensa de la Santa Sede, al término de dos días de reunión –convocada por el Papa- sobre la situación de la Iglesia católica en China continental.
«Los problemas eclesiales más graves y urgentes, que esperan adecuadas soluciones en relación con los principios fundamentales de la constitución divina de la Iglesia y de la libertad religiosa», centraron la reunión, que presidió el secretario de Estado del Papa, el cardenal Tarcisio Bertone.
Tal examen se realizó «a la luz de la atribulada historia de la Iglesia en China y de los principales sucesos de los últimos años».
Para ello se contó, en el Palacio Apostólico Vaticano, con algunos representantes del Episcopado chino (Hong Kong, Macao y Taiwán) y aquellos que, para la Santa Sede, siguen más de cerca la cuestión china.
En el encuentro se ha podido recalcar y agradecer «el luminoso testimonio, ofrecido por obispos, sacerdotes y fieles» que «han mantenido la propia fidelidad a la Sede de Pedro, a veces incluso a costa de graves sufrimientos».
Igualmente se ha constatado «que actualmente la casi totalidad de los obispos y sacerdotes está en comunión con el Sumo Pontífice», expresa el comunicado de la Santa Sede.
Y con sorpresa se ha comprobado además «el crecimiento numérico de la comunidad eclesial» en China.
Fruto de esta reunión –de cuyos trabajos se ha informado puntualmente al Papa- es «la voluntad de proseguir el camino de un diálogo respetuoso y constructivo con las Autoridades gubernamentales, para superar las incomprensiones del pasado».
Igualmente se expresa el deseo de una «normalización de las relaciones en los diversos niveles, a fin de consentir la pacífica y fructífera vida de la fe en la Iglesia y de trabajar juntos por el bien del Pueblo chino y por la paz en el mundo», concluye el comunicado.
El Santo Padre saludó a los convocados al término de la reunión, si bien no ha participado directamente en ella.
Las relaciones diplomáticas de la Santa Sede y el gobierno chino quedaron rotas cuando en 1951, dos años después de la llegada al poder de Mao Zedong, fue expulsado el nuncio apostólico, el arzobispo Antonio Riberi.
El Gobierno chino permite la práctica religiosa en su país sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo el control de la «Asociación Patriótica» (AP) –cuyo estatuto recoge la creación de una Iglesia nacional desgajada de la Santa Sede-.
De ahí que en el país afirmen una diferencia entre una Iglesia «oficial» o «patriótica» y los fieles que tratan de salirse del citado control para ponerse en obediencia directa del Papa, formando la Iglesia «no oficial» o «clandestina».
Entre los últimos problemas candentes está la situación creada por las tres ordenaciones episcopales ilegítimas (sin consentimiento del Papa) celebradas, de la mano de la AP, en suelo chino en 2006 -en Kunming (30 de abril), Anhui (2 de mayo) y Xuzhou (30 de noviembre)-.
Concluida la reunión en el Vaticano, el experto en contexto chino, el padre Bernardo Cervellera –director de «AsiaNews.it», del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME)- citó el sábado en la agencia palabras de católicos chinos («oficiales» y «clandestinos»): fuente de persecuciones, «la AP es el único y verdadero obstáculo para el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Roma y Pekín».
Datos del «Holy Spirit Study Centre» de Hong Kong –de los que se hace eco la agencia del PIME- muestran que en China actualmente hay más de 12 millones de católicos. En 1949, antes de la llegada de Mao Zedong, había 3 millones.
Fuentes de «AsiaNews.it» apuntan que cada año, en el país asiático, hay 150 mil nuevos bautismos, en su mayoría de adultos; muchos proceden del mundo de la cultura y de las ciudades, de entornos universitarios y empresariales.
El órgano informativo del PIME recuerda además que al menos 17 obispos «no oficiales» permanecen desaparecidos, en prisión o aislamiento; 20 están arrestados. El último suceso de este tipo tuvo lugar en la provincia de Hebei: 9 sacerdotes fueron detenidos; cinco aún están en la cárcel (Zenit, 15 enero 2007).