Cáritas ayuda a las personas siguiendo los principios de la Iglesia

Entrevista al padre Oscar Arias Bravo, de la pastoral social de la Iglesia mexicana

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Como eco de la reciente asamblea de Cor Unum realizada en Roma, ZENIT dialogó con el padre Oscar Arias Bravo, ex secretario ejecutivo adjunto de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social-Cáritas por dos periodos, y también miembro saliente de Cor Unum.

El padre Arias es del clero de la Archidiócesis de México, y deja su cargo para ir a trabajar ahora a la Cáritas México, donde ha sido convocado por su arzobispo, el cardenal Norberto Rivera.

Fue una ocasión para explicar el trabajo de la Iglesia mexicana en la actual problemática del narcotráfico, así como la buena protección que realizan a favor de las comunidades indígenas, entre otros temas.

Terminada la asamblea de Cor Unum, se ha reafirmado el consenso sobre la riqueza que conlleva tener a Cáritas en el interior del Dicasterio, ¿no?

– Padre Arias: Ha sido un proceso que ha durado muchos años, desde que el papa Juan Pablo II quiso conceder personería jurídica a Cáritas, hoy se concreta esta intención, que ha contado con el asesoramiento de varias personas. Luego el papa Benedicto XVI, a través de dos motu proprio ha definido más el papel de Cáritas en el mundo, a fin de que la Santa Sede –a través de Cor Unum–, vele para que todas las realidades de caridad que tienen el nombre de católicas vayan según la moral cristiana.

Una buena decisión, entonces…

Padre Arias: Lo tomo como algo muy positivo. Por ejemplo a nosotros de Cáritas Mexicana nos ha ayudado a entender que algunos trabajos iniciados muy cerca de los obispos, después llegaron a parecerse a los de algunas Ong. De este modo corríamos el riesgo de olvidar lo que nos funda: una ligazón muy fuerte con el obispo, quien preside la caridad en cada diócesis.

¿Cuáles son los riesgos y por qué la necesidad de este correctivo?

– Padre Arias: La actividad en la Iglesia, como indica el papa Benedicto XVI en Deus Cáritas est, ha tenido una evolución a través de los siglos. En los últimos tiempos corríamos el riesgo de que como organizaciones católicas, nos veamos influenciadas por querer recibir recursos o financiamientos que pueden acabar sosteniendo algunas posturas contrarias a los principios y valores de la Iglesia católica. No por querer ayudar a las personas las Cáritas pueden traicionar sus principios. Por eso es un llamado que nos exhorta a caminar de acuerdo con la moral cristiana y a trabajar en comunión con los obispos y a ellos de hacerlo con la Santa Sede.

También hay riesgos en la colaboración con los Gobiernos… ¿Cuáles son los límites para trabajar con estos?

– Padre Arias: Hay gobiernos como en México, donde existen leyes que no atentan contra la moral cristiana, como la interrupción del embarazo o las uniones de personas del mismo sexo. Esto en muchos parlamentos y Estados ya son leyes, por lo que la moral cristiana a través de sus organizaciones católicas, más que pelear con ello, tiene que ofrecer una riqueza muy grande través de su antropología cristiana.

En el mundo moderno que tiende a la secularización o la indiferencia ante Dios, ¿qué rol deberían cumplir las Cáritas a través de su pastoral social?

– Padre Arias: Nos ha tocado la parte más bella y más creíble de la Iglesia, que es el trabajo que se hace por el hermano y la hermana, sin juzgar lo que ha hecho, quién es o qué preferencias tiene. Pongo de ejemplo el trabajo que la Iglesia católica hace por el VIH u otras situaciones límites, como con las sexo servidoras, que sin promover la situación que viven, los atiende porque los considera hermanos y hermanas, todos hijos de Dios. Por eso creo que esa es una de las partes más creíbles en el testimonio eclesial.

¿El trabajo de la Nueva Evangelización podría apoyarse ofreciendo espacios para la caridad y la solidaridad?

– Padre Arias: Creo que la Nueva Evangelización, dedicada a las personas que se han alejado del cristianismo, se han secularizado o que han perdido sus raíces, puede proponer los valores cristianos a través del trabajo organizado y de comunión de la caridad.

Hablemos de México…, ¿a qué le viene poniendo más atención la Iglesia?

– Padre Arias: México es muy grande, un país con 110 millones de personas y cerca de diez millones más de migrantes que viven fuera. Entre los trabajos más recientes está todo lo que ha hecho el episcopado mexicano para atender la cuestión de la violencia originada por el narcotráfico. Más que ponernos del lado del Gobierno u otras instituciones, hemos optado por acompañar a las víctimas, sea cual sea su procedencia.

Es una presencia importante…

– Padre Arias: Hemos optado por hacer procesos de paz que involucren una visión integral del ser humano, y que no solo culpen a unos y se les meta a la cárcel y a otros los liberen. Sino que hemos visto la necesidad de desarrollar un proceso más integral de construcción de la paz, que apunte a la creación de economías solidarias, consumos responsables, generación de empleo, y que promueva las economías de las personas en sus comunidades de origen. Esto ayudará también a reducir la migración que es un problema en México, y que ahora se enfrenta a muchas repatriaciones por las nueves leyes en Estados Unidos.

Ustedes han hecho una campaña de respeto a los migrantes que trabajan en el servicio doméstico. ¿Qué pasaba con ellos?

– Padre Arias: Trabajamos por los migrantes que vienen a nuestro país, porque son parte de un sector de la población que trabaja sin tener una protección social. No estamos acostumbrados a ver a personas del trabajo doméstico jubiladas con seguridad social, ni servicios de salud o una casa donde vivir. Esto sucede porque simplemente se les echa y son enviados a sus lugares de origen sin ninguna retribución por el trabajo que realizaron toda su vida.

¿Ha crecido en los últimos años el número de personas necesitadas que tocan la puerta de las Cáritas en México?

– Padre Arias: Hay algún estudio muy importante que acaba de hacer en los últimos años el Episcopado mexicano con el Instituto LindaVista que se llama «Los pobres no pueden esperar» y otro titulado: «Dolor de la tierra, dolor de los pobres». Es una radiografía de la pobreza en México, donde hemos localizado más pobres, a pesar que algunas declaraciones oficiales dicen que la pobreza ha disminuido…

¿Acaso dos versiones de una misma realidad?

– Padre Arias: Mas bien lo que cambió fue la forma en que se mide la pobreza. Antes para tipificar que se vivía en la pobreza, se identificaban personas que no tenían acceso a los servicios necesarios. Pero en las últimas mediciones oficiales propusieron que para estar en la pobreza extrema se deberían tener más de tres rubros de pobreza; es decir, no tener un lugar donde vivir, no tener qué comer y no tener un trabajo, más una cuarta de no acceso a la educación. ¡Pero nosotros decimos que eso ya casi es el umbral de la muerte! Por eso, al haber cambiado las formas de medir la pobreza, tal vez es un número engañoso aquello que se ha declarado.

¿Cómo acompaña Cáritas Mexicana a la amplísima población indígena?

– Padre Arias: Cada año se tiene un encuentro de pastoral indígena con temas muy específicos. También se reúnen los seminaristas o religiosas indígenas, los presbíteros indígenas, quienes se han dedicado a valorar las culturas tan diferentes que se tienen en los pueblos de México. Es así que Cáritas, junto a la Comisión episcopal de pastoral indígena, se ha encargado de desarrolllar un concepto teológico de Dios y de la comunidad, que podrá aportar mucho al mundo occidental.

¿Nos ampliaría esta idea?

– Padre Arias: El concepto de Dios de los indígenas lleva en
sí un respeto y cuidado muy grande de la tierra, además que su concepto de Iglesia es siempre de comunidad. Es muy difícil que un indígena se considere un individualista o prime aquel positivismo basado en los derechos, porque ellos más bien hablan de derechos comunitarios y existencia de pueblos, que habría que rescatar del mundo indígena.

Se les tendría que proteger aún más, ¿no?

– Padre Arias: Se sabe por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que la mayoría de casos presentados de abusos son contra personas de etnias, las que dificilmente pueden defender sus derechos ante algunas autoridades. Esto no es solo a nivel gubernamental, sino también entre ellos mismos porque hay vejaciones y se aprovechan de las mujeres o los despojan de sus tierras. A esto hay que sumar el subempleo que padecen, y que llenan las grandes ciudades de personas con poca o ninguna remuneración ni seguridad social.

Para leer el Informe de la pobreza en México: http://www.ceps-Cáritasmexico.org/documentacion/ceps-Cáritas/1609-los-pobres-no-pueden-esperar-.html

Las conclusiones del último Encuentro de Pastoral Indígena en México:

http://www.ceps-Cáritasmexico.org/documentacion/ceps-Cáritas/2030-experiencia-y-vivencia-del-ix-encuentro-nacional-de-pastoral-indigena.html

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José Antonio Varela Vidal

Lima, 1967. Periodista colegiado con ejercicio de la profesión desde 1989. Titulado en periodismo por la Universidad Jaime Bausate y Meza, de Lima. Estudios complementarios en filosofía, teología, periodismo religioso, new media y en comunicación pastoral e intercultural-misionera; así como en pastoral urbana, doctrina social de la Iglesia y comunicación institucional y estratégica, desarrollados indistintamente en Lima, Quito, Bogotá, Roma, Miami, y Washington DC. Ex jefe de oficinas de comunicación institucional en el sector público y eclesial. Asimismo, fue gerente de televisión de un canal y director de dos revistas impresas. Es articulista en publicaciones católicas de su país y del extranjero, entre ellas zenit. Actualmente colabora con los padres palotinos, presentes en el Perú desde el 2014.

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