Cinco mil jóvenes deciden consagrase a Dios tras la JMJ

ROMA, 22 agosto (ZENIT.org).- Tres mil chicos han manifestado su deseo de entrar en el seminario y dos mil chicas su voluntad de entregarse a Dios en la vida religiosa, tras las Jornadas Mundiales de la Juventud (15 al 20 de agosto) que se acaban de concluir en Roma.

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Se trata de cifras realmente impresionantes, que pudieron contabilizarse ayer por la tarde, durante el encuentro vocacional del Camino Neocatecumenal, celebrado en el Circo Máximo. En total, se encontraban presentes 80 mil jóvenes procedentes de setenta países.

El encuentro fue presidido por el cardenal Camillo Ruini, vicario del Papa para la diócesis de Roma. Participaron, además, el cardenal de Viena, Christoph Shönborn, 50 obispos y un grupo de 40 sacerdotes ortodoxos de Serbia, guiados por su obispo. Al inicio, ofreció su mensaje de acogida el alcalde de roma, Francesco Rutelli.

En el lugar que hace dos mil años fue testigo del martirio de muchos cristianos, muchos de los jóvenes presentes manifestaron su deseo de consagrar sus vidas a Dios, tal y como había auspiciado 24 horas antes Juan Pablo II en la misa final que se celebró en Tor Vergata. «Si alguno de vosotros, queridos jóvenes –dijo el Papa en la homilía–, siente en sí la llamada del Señor a darse totalmente a Él para amarlo «con corazón indiviso», que no se deje paralizar por la duda o el miedo. Que pronuncie con valentía su propio «sí» sin reservas, fiándose de Él que es fiel en todas sus promesas».

Y ayer respondieron «sí» estos cinco mil jóvenes poniéndose de pie y subiendo al palco instalado en el Circo Máximo.

En su intervención, el cardenal Camillo Ruini recordó cómo sintió su vocación su vocación leyendo el Evangelio, en tiempos de la segunda guerra mundial, cuando su familia se encontraba refugiada.

Ahora bien, en el Circo Máximo no se habló sólo sobre las vocaciones. Los iniciadores del Camino, Kiko Argüello, Carmen Hernández exhortaron también a los jóvenes a formar familias cristianas. Les escuchaba, entre los miles de jóvenes, una pareja de italianos que se había casado el día anterior, y que quiso que el día más feliz de su vida coincidiera con las Jornadas Mundiales de la Juventud, pues se habían conocido precisamente en otro encuentro de estas características con el Papa. La esencia del mensaje de Kiko se puede resumir en la invitación a salir del propio egoísmo, para entrar en el designio del Señor y ser testigos de Cristo para esta generación.

En declaraciones concedidas a «Radio Vaticano», Kiko Argüello explica cuáles son los motivos por los que hay tantos jóvenes en el Camino Neocatecumenal que deciden consagrar su vida a Dios: «El Papa lo explicó muy bien en la vigilia del sábado: habló de un «laboratorio de la fe». Es totalmente necesaria una iniciación en la fe cristiana. Vivimos en un momento de globalización, de secularización y la fe «normal» ya no es suficiente, pues es una sociedad que tiene valores contrarios a los del Evangelio. Por este motivo, se requiere educar a nuestros cristianos, a nuestros jóvenes; educarles en el sentido que tiene la Cruz para su vida. No conocen el sentido del sufrimiento, ni lo que significa ser cristianos, llevar dentro de sí la vida eterna, en la realidad, en las relaciones con los demás, en el trabajo, en el estudio y sobre todo tienen necesidad de una relación comunitaria. ¡El mismo Cristo tuvo necesidad de una familia, la Familia de Nazaret, para crecer y hacerse adulto!».

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ZENIT Staff

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