Crítica de cine: Hitchcock

Volver a lo esencial

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Para los amantes del cine no es fácil ver al “Maestro del suspense” en una fase de poca creatividad, con el rechazo de los empresarios cinematográficos de la época y en medio de conflictos en su vida conyugal. Tampoco es agradable enterarse de las luchas que perdía ante la bebida, la comida y las pesadillas que le atormentaban.

Sin embargo, durante el filme semibiográfico Hitchcock (Estados Unidos, 2012), el espectador puede adentrarse en los diferentes procesos de la creación de una película, en este caso la famosísima Psicosis, que se convirtió en el mayor éxito del cineasta inglés, interpretado de forma magistral por Anthony Hopkins (Margam, Gales, 1937).

La obra es una adaptación de la novela Cómo Hitchcock realizó Psicosis, publicada en 1990 por el escritor estadounidense Stephen Rebello. En ella se narra el encuentro por primera vez de Alfred Hitchcock con la homónima novela de Robert Bloch (Chicago, 1917), escrita solo un año antes de que fuera llevada a las pantallas.

Ante los problemas que lo rodeaban, el cineasta encuentra en la novela una inspiración especial, casi una obsesión, la cual impone frente a la voluntad de la casa distribuidora de sus filmes que no quería financiar una aventura de misterio y horror, adelantada quizás para su época.

También libra una lucha aparte con los encargados de la censura, reacios a aprobar escenas dentro de un baño y menos que estas sean de muerte. Ni tampoco daban su brazo a torcer ante la famosa aparición de Marion semidesnuda, que esta vez es interpretada por Scarlett Johanson (Nueva York, 1984), quien en un doble rol nos recuerda a la diva estadounidense Janet Leigh.

De este modo, el director Sacha Gervasi (Londres, 1966) presenta las facetas de Hitchcock como hombre y genio, que debe enfrentar la inminente decadencia de una carrera que se resiste al tiempo y a las críticas de sus contemporáneos. Un dolor aparte le inflige la pérdida progresiva de aquella histórica relación sentimental y profesional que tenía con su esposa Alma Reville, rol a cargo de la gran Hellen Mirren (Londres, 1945).

Hay dos escenas que impactan. Una es durante la tarde del estreno, cuando Hitchcock prefiere quedarse a escuchar desde afuera de la sala, e interiorizar con los gritos de los espectadores ante las muy particulares escenas de horror.

Y la segunda, aquella en que, como producto de sus sospechas, le reclama a su esposa Alma por su ausencia e infidelidad, lo que que es rebatido por esta con una interminable descripción de los momentos en los que ha optado por estar a su lado.

Para conocer más (en inglés): www.hitchcockthemovie.com/

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José Antonio Varela Vidal

Lima, 1967. Periodista colegiado con ejercicio de la profesión desde 1989. Titulado en periodismo por la Universidad Jaime Bausate y Meza, de Lima. Estudios complementarios en filosofía, teología, periodismo religioso, new media y en comunicación pastoral e intercultural-misionera; así como en pastoral urbana, doctrina social de la Iglesia y comunicación institucional y estratégica, desarrollados indistintamente en Lima, Quito, Bogotá, Roma, Miami, y Washington DC. Ex jefe de oficinas de comunicación institucional en el sector público y eclesial. Asimismo, fue gerente de televisión de un canal y director de dos revistas impresas. Es articulista en publicaciones católicas de su país y del extranjero, entre ellas zenit. Actualmente colabora con los padres palotinos, presentes en el Perú desde el 2014.

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