Defender la paz implica respetar al no nacido; asegura el Papa

«Si aceptamos que una madre pueda suprimir al fruto de su seno, ¿qué nos queda?»

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CIUDAD DEL VATICANO, 22 mayo 2003 (ZENIT.org).- La coherencia con la paz exige el respeto de la vida desde su concepción hasta su ocaso natural, considera Juan Pablo II.

El pontífice llegó a esta conclusión al encontrarse este jueves con unos 150 representantes del Movimiento para la Vida Italiano, que cumple veinticinco años de vida (surgió cuando en 1978 fue legalizado el aborto en ese país).

En su discurso, recordó ante todo el mensaje dejado por la venerable Madre Teresa de Calcuta (1910-1997), a la que este Movimiento considera como su presidenta espiritual.

Al recibir el Premio Nobel de la Paz en 1979, según recordó el Papa, la religiosa albanesa «tuvo el valor de afirmar ante los responsables de las comunidades políticas: «Si aceptamos que una madre pueda suprimir al fruto de su seno, ¿qué nos queda? El aborto es el principio que pone en peligro la paz en el mundo».

«¡Es verdad! –exclamó a continuación el Papa–. No puede haber auténtica paz sin respeto de la vida, especialmente si es inocente e indefensa, como es la de los niños que todavía no han nacido».
«Una coherencia elemental exige que quien busca la paz defienda la vida», subrayó.

«Ninguna acción por la paz puede ser eficaz si no se opone con la misma fuerza a los ataques contra la vida en cada una de sus fases, desde el momento en que surge hasta el ocaso natural», insistió.

Por eso, concluyó el obispo de Roma, el Movimiento por la Vida es, al mismo tiempo, «un auténtico Movimiento por la paz, precisamente porque se esfuerza por tutelar siempre la vida».

Dirigiéndose especialmente a las mujeres, el Papa renovó su invitación a «defender la alianza entre la mujer y la vida y a hacerse promotoras de un nuevo feminismo, que sin caer en la tentación de seguir modelos «machistas» sepa reconocer y expresar el verdadero espíritu femenino en todas las manifestaciones de la convivencia ciudadana, trabajando por la superación de toda forma de discriminación, de violencia y de explotación».

En estos 25 años los Centros de Ayuda a la Vida del Movimiento para la Vida Italiano han salvado del aborto a más de 60.000 niños ofreciendo ayuda espiritual, psicológica y material a sus madres.

En estos momentos, estos centros son 271. En el año 2002, 123 de ellos salvaron 4.157 vidas humanas. El resto de los centros están terminando de elaborar su informe anual. Se calcula que en ese año, en total, los centros salvaron la vida de entre 5.000 y 6.000 niños no nacidos en Italia.

Más información sobre el Movimiento para la Vida Italiano en http://www.mpv.org.

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ZENIT Staff

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