El encuentro con el patriarca ortodoxo de Moscú, Alejo II, según el cardenal Peter Erdo (II)

Entrevista al primado de Hungría y presidente del CCEE

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ROMA/MOSCÚ, jueves, 13 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Las sociedades de Europa presentan problemas que hay que afrontar como cristianos: esta convicción motivó, en Moscú, dos días de consultas entre la Iglesias ortodoxa y católica, marco también del encuentro, el 15 de junio, entre el patriarca Alejo II de Moscú y de todas las Rusias y el cardenal Peter Erdo, primado de Hungría y presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), al frente de la delegación católica en la ocasión.

Publicamos la segunda parte de esta entrevista, concedida por el purpurado húngaro, de balance del encuentro con el Patriarca de Moscú y de las jornadas en que se estudiaron, conjuntamente, temas de orden social, derechos humanos y dignidad de la persona.

La primera parte de esta entrevista se publicó el pasado miércoles.

–¿Cuáles han sido los puntos de dificultad o de conflicto en los trabajos de esos dos días?

–Cardenal Erdo: No diría que ha habido conflictos. Ciertamente estamos en busca del método de colaboración, pero esto, en mi opinión, no significa conflicto. Hay que moverse en un nivel muy específico: por una parte, se trata de cuestiones de Teología práctica, sobre todo de problemas de las sociedades de Europa que hay que afrontar como cristianos. Por lo tanto se trata de cuestiones científicas, pero este coloquio empeña de alguna manera, pero no en los vértices, también a las Iglesias, esto es, el problema metodológico es cómo involucrar a las Iglesias en este diálogo más bien práctico y científico.

El CCEE naturalmente no es un órgano para la doctrina de la Iglesia católica. Se ocupa muy frecuentemente de cuestiones pastorales actuales en la sociedad europea. En este sentido existe también una plataforma común. Así el aspecto científico y el aspecto eclesial se encuentran, pero es necesario proceder con mucha delicadeza para identificar los niveles y las formas institucionales de esta implicación eclesial en la parte científica del diálogo.

–¿Cuál será la próxima etapa del diálogo hacia la unidad?

–Cardenal Erdo: El diálogo hacia la unidad no se realiza en esta sede. La gran unidad, la plena comunión de los cristianos, es algo que, por un lado, se lleva adelante mediante el trabajo modesto, diario, de muchos expertos, que requiere mucha humildad, mucha paciencia. Por otro lado, la plena comunión de los cristianos es un don de la Providencia Divina, es un don del Espíritu Santo que no puede planificarse. Nuestras fuerzas humanas no bastan para restablecer la unidad. Es por esto que debemos también orar intensamente para que podamos ver que la Providencia Divina puede regalarnos cosas inesperadas. Además hay diferentes niveles del diálogo: está el nivel del diálogo dogmático entre la Santa Sede y las diversas Iglesias ortodoxas; ahí el órgano responsable es el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, con el cardenal Walter Kasper al frente. Existen también otras relaciones entre Iglesias locales ortodoxas y católicas, o bien diversos patriarcados y diversas comunidades católicas locales.

La Iglesia húngara tiene la fortuna de mantener contactos en su territorio con cinco Patriarcados ortodoxos que tienen alguna estructura jerárquica en nuestro país. Estas relaciones se desarrollan bien y se manifiestan también en encuentros comunes, congresos, conferencias, asimismo en una cierta hospitalidad en lo relativo a nuestras fiestas. Naturalmente no existe entre nosotros la plena comunión y por lo tanto no puede existir siquiera la concelebración de la liturgia. En este punto nuestros hermanos ortodoxos son igual de sensibles, si no más, que nosotros mismos. Pero durante la Misa de Navidad, a medianoche, como invitados tenemos a varios obispos ortodoxos o a otros representantes de las Iglesias o comunidades cristianas.

Espero que estos encuentros sean aún más frecuentes y más cálidos. Contemplo también otras posibilidades: congresos organizados conjuntamente por diversas comunidades. Así, la Universidad Católica de Budapest, su Facultad de Teología y la de Derecho Canónico, y después las cuatro Facultades teológicas de la Universidad Babes-Bolyai de Cluj-Napoca –Rumanía–, mantienen desde hace más de siete años encuentros regulares y congresos comunes sobre temas muy actuales.

–El cardenal Kasper mencionó que el encuentro con el Papa y el Patriarca Alejo II podría celebrarse en un año. ¿Cuál es su opinión al respecto?

–Cardenal Erdo: Ante todo, ni con el Patriarca Alejo ni con el Metropolita Kirill he hablado de tal encuentro. Ni siquiera he hecho la pregunta porque no es de mi competencia. Ciertamente hace algunos años se hablaba hasta de la posibilidad de un encuentro en Hungría, pero estoy convencido de que la cuestión central no es dónde encontrarse, sino cuándo y en qué contexto. Seguramente serán los más altos responsables de nuestras Iglesias quienes buscarán la solución adecuada. Es seguro y estoy también convencido de que nadie por parte católica quiere crear dificultades ni en la sociedad ni en la Iglesia rusa. No se trata de un forzamiento, sino más bien de un gran sueño porque un encuentro entre el Santo Padre y el Patriarca Alejo constituiría un gran símbolo para los cristianos de Europa y de todo el mundo.

–¿Cuál considera que es la aportación de Benedicto XVI al diálogo hacia la unidad de las dos Iglesias?

–Cardenal Erdo: Si nos referimos a la ortodoxia rusa, ciertamente la intensificación del diálogo puede observarse en los últimos años, tal vez también porque ésta ha sido la primera reacción de la ortodoxia tras su elección. Porque en su persona y en su doctrina el mundo ortodoxo ve una cierta garantía de la identidad en la tradición cristiana común, la posibilidad de encontrar una amplia plataforma común en lo que concierne a nuestra fe, también en lo relativo a la puesta en práctica de nuestra fe en la sociedad.

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ZENIT Staff

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