CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 18 enero 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II felicitó este domingo a los pueblos de Asia que en esta semana celebrarán en Año Nuevo suscitando «entusiasmo y conmoción» particularmente entre católicos chinos, que le invitan a visitar su país.
Al concluir su tradicional encuentro con los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano para rezar la oración mariana del «Angelus», el Santo Padre saludó a los «grandes pueblos de Oriente, en especial chinos, vietnamitas y coreanos que en los próximos días celebrarán con alegría el fin de año lunar».
«Les aseguro mi cercanía y les deseo de corazón serenidad y prosperidad», añadió hablando desde la ventana de su estudio.
En esta oportunidad se celebra la llegada del año 4.702 según el calendario lunar, que corresponde al signo del Mono.
«Este saludo es el signo de que la Iglesia universal no nos ha olvidado», afirmó un médico católico, que pidió mantener el anonimato, perteneciente a la Iglesia católica subterránea en China, en declaraciones a la agencia «AsiaNews.it», que ha recogido reacciones de varios católicos en el país a las palabras del obispo de Roma
«Esperaba desde hace mucho una palabra del Papa pues desde hace tiempo no se escucha nada sobre las relaciones entre China y el Vaticano», añade.
«La fiesta de fin de año para nosotros es como una comida de familia, una fiesta de unidad y renovación –explica el médico–. Quiero decirle al Papa: aquí, en Pekín, siempre hay un lugar, un puesto de jefe de familia reservado para usted. El Señor ha hecho un milagro manteniéndole la salud; nosotros pedimos otro: ¡venga a China el próximo año!».
Otro católico de la Iglesia clandestina de Pekín confesaba: «Desde hace años y años esperamos el momento en el que podemos reunirnos en libertad con la Iglesia universal, con todos nuestros hermanos católicos».
