«El Papa ha dado a España un fuerte impulso evangelizador»

Habla Pilar Cambra, periodista y redactora-jefe del diario Expansión

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MADRID, 5 mayo 2003 (ZENIT.org).- Una gran sacudida misionera y un mensaje de generosidad al corazón de los jóvenes: son dos rasgos que han marcado la visita que este domingo concluyó Juan Pablo II a España.

En declaraciones realizadas a Zenit, la periodista Pilar Cambra, redactora-jefe del diario económico Expansión y contertulia de la cadena COPE, compartió sus primeras impresiones del viaje del Papa al concluir la ceremonia de canonización de cinco nuevos santos españoles ante más de un millón de personas.

–¿Cómo han acogido al Papa los españoles en este viaje apostólico, el quinto al país?

–Pilar Cambra: Para los españoles, la quinta visita del Santo Padre ha sido la visita de un «viejo amigo». Ha suscitado muchísimo cariño y ha sido acogido con un inmenso afecto. Personas de todas las edades se han echado a las calles para encontrarse con alguien muy querido. Se notaba en todos el deseo de ver a Juan Pablo II y de arroparle, no sólo por su cansancio y por su vejez, sino para demostrarle que es muy apreciado y admirado.

–Juan Pablo II podía haber celebrado las canonizaciones de los nuevos santos españoles en Roma. ¿Por qué cree que ha querido hacerlo en España?

–Pilar Cambra: El Santo Padre sabe que los católicos españoles necesitamos un impulso, una sacudida para la evangelización. Ha venido a poner ante nuestros ojos el mensaje que plasmó en la carta apostólica «Nuovo Millennio Ineunte».

Quizá viene también a confortarnos –porque el catolicismo está sufriendo el avance de un laicismo que propugna guardar las creencias en el terreno estrictamente privado– y a convencernos de que no podemos llevar una doble vida.

En este sentido, para la sociedad representa mucho contemplar a cientos de miles de personas que hemos acudido a recibir y a escuchar al Papa, que somos creyentes convencidos, no fanáticos, y que vivimos nuestras raíces cristianas.

Las visitas del Santo Padre tonifican, renuevan. En los encuentros, también se puede ver como la cara del Papa cambia minuto a minuto y nuestro espíritu también va reverdeciendo.

–Casi un millón de jóvenes se reunió en torno a Juan Pablo II el sábado para celebrar una vigilia de oración bajo el lema «Seréis mis testigos» (Hch. 1, 8) en el marco del Año del Rosario. ¿Qué lectura tiene un acontecimiento de estas características?

–Pilar Cambra: El encuentro del sábado derriba todos los tópicos que existen hoy sobre la juventud. Todos pudimos oír los fuertes aplausos al sacerdocio y a la vida consagrada. Los jóvenes son más valientes de lo que creemos los adultos. Desean un mensaje que les saque del pesimismo y de la mediocridad, que les transmita que es posible vivir la vida de otra forma.

–En este encuentro el Papa hizo una fuerte llamada vocacional…

–Pilar Cambra: Sí. Ha sido un mensaje claro a las vocaciones en España. Además hay que subrayar que los jóvenes acogieron con gran emoción los estremecedores testimonios de Ruth de la Cruz (una joven de 28 años, de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, fundadas por la Santa Ángela de la Cruz) y de Enrique, un diácono de 28 años que será ordenado sacerdote en una semana. Los dos agradecieron a Juan Pablo II su testimonio de vida.

Quiero resaltar también que en el encuentro el Papa fue insistente en la importancia de la contemplación. Creo que hoy se ha perdido el hábito de la oración. Hay mucha gente que no sabe que Dios les ama y que se puede hablar con Él, y Juan Pablo II vino a recordarlo y a dar testimonio de ello.

André Frossard decía: «el Papa es un bloque de oración». El Santo Padre demostró ante los jóvenes que la oración, hoy, es posible.

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ZENIT Staff

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