El Papa llama a la reconciliación en Venezuela

Tras el contragolpe de Hugo Chávez

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CIUDAD DEL VATICANO, 17 abril 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II lanzó este miércoles un llamamiento a la convivencia pacífica y a la reconciliación en Venezuela tras el espectacular contragolpe de Estado protagonizado por el presidente Hugo Chávez este domingo pasado.

«Los graves acontecimientos vividos en estos días pasados por el pueblo de Venezuela me mueven a dirigir un llamado a las autoridades y a los ciudadanos de esa querida nación, para que pongan todo su empeño en favorecer un clima de convivencia pacífica, en el que prevalezca el espíritu de reconciliación», dijo el Papa al final de la audiencia general.

«Que dejando de lado toda tentación de revancha o violencia –añadió el obispo de Roma desde la plaza de San Pedro del Vaticano–, caminen con espíritu de fraternidad, solidaridad y colaboración, hacia metas más altas de justicia, respeto de la legalidad y auténtico progreso para todos».

La Conferencia Episcopal de Venezuela, por su parte, emitió un documento en el que considera que, tras los «trágicos sucesos», el Gobierno «tiene el deber de devolver al país la paz y el orden dentro del marco legal, impidiendo la violencia, los saqueos y la intimidación a cualquier persona o institución, a los periodistas y medios, para resguardar la libertad de expresión, el derecho a la información y la seguridad personal».

«Condenamos los trágicos resultados de los sucesos vividos entre el 11 y 14 de abril, solidarizándonos con los familiares de las víctimas inocentes», afirman. Se calcula que en esos días un total de 35 personas murieron y más de 100 resultaron heridas.

Los obispos piden «que todas las responsabilidades legales de estos hechos sean establecidas y sancionadas dentro del más escrupuloso respeto a los derechos humanos y el marco jurídico».

«Es hora de una rectificación integral en los diversos ámbitos de la conducción democrática del país –afirman los obispos–. Esto implica por parte de las autoridades gubernamentales la clarificación definitiva del proyecto de país y de sociedad que se pretende realizar».

Añaden que «en los actuales momentos de incertidumbre y tensión es necesario que el Gobierno nacional y la sociedad entera abran espacio para un diálogo real, en un clima auténticamente democrático, que permita la participación de todos los sectores de la sociedad en el desarrollo del país».

Los obispos expresan, asimismo, su «afecto y solidaridad» con el cardenal Ignacio Velasco, arzobispo de Caracas, y el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Baltazar Porras, «por la labor sacerdotal realizada como mediadores y garantes de la integridad personal del señor presidente de la República».

Por su lado, en una entrevista concedida a Venevisión, el cardenal Ignacio Velasco, arzobispo de Caracas, confirmó que viajó a la isla de La Orchila para entrevistarse con el presidente Chávez mientras estuvo allí detenido por las fuerzas que lo derrocaron.

«Ese momento fue aprovechado por ambos para la reflexión y el perdón», relató el cardenal. Chávez hizo de la Iglesia católica en los últimos tres años uno de los blancos de sus ataques verbales.

«El presidente me expresó un pensamiento que me pareció muy bello y muy verdadero. Me dijo: monseñor, esta es una lección que Dios nos ha dado a todos. Todos debemos aprender. Y yo le dije: verdaderamente, esta es una lección para todos. Todos tenemos que aprender», expresó.

El cardenal Velasco reveló que la actitud del presidente era de mucha atención y que sintió que «me escuchaba realmente, que se bebía mis palabras».

«Inclusive, me prometió realmente que él iba a hacer lo posible de ahora en adelante, porque consideraba precisamente una lección que Dios nos había dado y que por el bien del país él iba a rectificar muchas cosas, iba a encaminar las cosas en otra forma, de tal manera que en el futuro inmediato el país se sintiera con calma y tranquilidad, y se sintiera atendido en sus necesidades», relató.

«Yo lo creo con toda sinceridad que en ese momento él era muy sincero. Me pedía perdón. Yo también tenía que pedirle perdón de muchas cosas, porque todos faltamos, todos nos equivocamos pero él tuvo esa nobleza», subrayó.

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ZENIT Staff

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