El Papa pide a los hospitales católicos reflexionar sobre su identidad

En el Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo 2003

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CIUDAD DEL VATICANO, 3 febrero 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II considera que «es particularmente urgente» el que los hospitales católicos reflexionen sobre su identidad para que se conviertan en «centros de vida y de esperanza», incluso a nivel económico y organizativo.

El Papa lanza su petición en el Mensaje escrito con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo 2003, que este año tendrá sus celebraciones centrales en Washington el 11 de febrero próximo.

El documento, hecho público por la Santa Sede este martes, considera que el testimonio de comunión entre los pastores y los hombres y mujeres que trabajan en la Pastoral de la Salud es «particularmente urgente en los hospitales católicos, llamados a reflejar cada vez mejor en su organización».

Ésta, aclara, «ha de responder a las necesidades modernas, los valores evangélicos, como recuerdan insistentemente las directrices sociales y morales del Magisterio».

«Eso exige un movimiento unitario entre los hospitales católicos, que abarque todos los sectores, incluido el económico-organizativo», propone el Papa.

Estos serán algunos de los temas centrales de la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo 2003 que este año tendrá lugar del 9 al 11 de febrero de 2003. El legado pontificio será el arzobispo mexicano Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.

«Los hospitales católicos deben ser centros de vida y de esperanza, dónde se promuevan, junto con el servicio de los capellanes, los comités éticos, la formación del personal sanitario laico, la humanización de los cuidados a los enfermos, la atención a sus familias y una particular sensibilidad hacia los pobres y los marginados», sigue diciendo el mensaje pontificio.

«El trabajo profesional ha de concretizarse en un auténtico testimonio de caridad, teniendo presente que la vida es un don de Dios, del cual el hombre es solamente administrador y garante», añade.

«Esta verdad debe ser defendida constantemente ante el progreso de las ciencias y de las técnicas médicas, que buscan la curación y una mejor calidad de vida para la existencia humana». Para el cristiano el «principio fundamental» se resume en la convicción de «que la vida debe ser protegida y defendida desde su concepción hasta su ocaso natural».

«Por tanto –aclara–, nunca es lícito matar un ser humano para curar a otro. Y si en la etapa final de la vida son aconsejables tratamientos paliativos, evitando el ensañamiento terapéutico, nunca será lícita acción alguna u omisión que, por su naturaleza y en las intenciones del personal sanitario, vaya dirigida a procurar la muerte».

El mensaje alienta la promoción de vocaciones de religiosos y religiosas entregados de por vida a este sector, pues «en la atención a los enfermos, más que en otras cosas, se hace creíble el amor y se ofrece un testimonio de esperanza en la resurrección».

Más información sobre la Jornada Mundial del Enfermo 2003 en http://www.worlddayofthesick.org.

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ZENIT Staff

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