El Papa renueva al mundo su petición de ayuda por África

En una carta al Simposio organizado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz

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ROMA, domingo, 23 mayo 2004 (ZENIT.org).- Alertando de la «urgente necesidad de paz, justicia y reconciliación» que tiene África, Juan Pablo II ha pedido la contribución de la comunidad internacional y de los católicos de todo el mundo para que el continente pueda lograr esas metas.

Así lo expresó en un mensaje enviado a los participantes del simposio sobre «el desarrollo social y económico de África en la era de la globalización», que el viernes organizó en su sede romana el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.

Tomaron parte en la cita el presidente del dicasterio –cardenal Renato Raffaele Martino–, el secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede –arzobispo Giovanni Lajolo–, cardenales africanos, embajadores de ese continente ante la Santa Sede, expertos de los temas mencionados y representantes de organismos internacionales, entre ellos las Naciones Unidas, «Catholic Relief Services», la Comunidad de San Egidio y «Earth Institute» de la Universidad de Columbia.

«Los numerosos focos de violencia que ensangrientan África, el Sida y otras pandemias, así como los dramas de la miseria y de las injusticias –constató el Papa en su misiva–, siguen pesando sobre el futuro del continente».

Producen «efectos negativos que hipotecan el desarrollo solidario de África y la estabilización duradera de la paz y de una sociedad justa y equitativa», prosiguió.

«El continente tienen una necesidad urgente de paz, justicia y reconciliación –advirtió el Santo Padre–, además de la ayuda de los países industrializados, llamados a sostener su desarrollo para que los pueblos de África sean verdaderamente los protagonistas de su futuro, los actores y los sujetos de su destino».

Subrayó que para lograr este fin «es importante preparar en sus responsabilidades futuras a las jóvenes generaciones, que mañana serán responsables de los distintos cimientos de la sociedad».

«Que la comunidad internacional pueda contribuir, con determinación y generosidad, a promover una sociedad de justicia y de paz en el continente africano», exhortó Juan Pablo II en su mensaje, del que se hizo eco «Misna».

Finalmente invitó también a las comunidades católicas de todo el mundo «a apoyar a sus hermanos de África para permitirles llevar una vida más humana y fraterna».

Y es que «dar un futuro de esperanza a África» debe ser para todos «un imperativo moral», expresó por su parte el cardenal Martino al abrir los trabajos del Simposio.

El continente tiene ante sí «superar una de las estaciones más dramáticas de sus historia, marcada por enfrentamientos armados que están diezmando su población, por una democracia incierta y por una corrupción devastadora, por conflictos étnicos que lo atenazan y por terribles enfermedades que lo están convulsionando», reconoció.

Pero el mayor mal de África, según el purpurado, «es el sentido de resignación y de desconfianza casi general que, a todos los niveles, rodea este continente como una cortina de hierro hecha de egoísmo y de indiferencia».

«La verdadera batalla que hay que librar es la de construir, a todos los niveles –nacionales e internacionales–, un ambiente de renovada confianza y de generosa e inteligente creatividad», apuntó en «Radio Vaticana».

Según el cardenal Martino, «para los hombres de nuestro tiempo, África, con su carga imponderable de sufrimiento y de esperanza, representa un momento histórico de asunción de responsabilidad».

«Quiera Dios que nadie eluda esta comprometedora cita con la historia –dijo–. África ciertamente tiene problemas, pero no hay que considerarla como un problema, sino como una oportunidad de paz y bienestar para todo el mundo».

Por eso, «dar un futuro de esperanza a África significa dar un futuro de esperanza y de civilización a todo el mundo», concluyó.

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ZENIT Staff

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